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miércoles, abril 24, 2013

FLICKER: HOW MUCH ARE YOU WILLING TO FORGET?



          FLICKER: HOW MUCH ARE YOU WILLING TO FORGET? (2013, Autoproducido)

  1. Out there
  2. My empty head
  3. Counting time
  4. Breathless
  5. Intro
  6. Go
  7. Falling down
  8. Is this real life
  9. Every where face 
Ellis Mordecai: voz, teclados y guitarras
Andrew Day: guitarras
Peter Coussens: bajo
Vaughan Abrey: batería
Músicos invitados:
Jonathan Burt Hill y Tanah Stevens: cuerdas

5/5

En la nueva esperanza del rock progresivo hay que situar a un grupo que publica, como debut, un disco que desde la primera escucha, cosa harto difícil, se puede categorizar inexcusablemente como una obra maestra.
Se les ha dado en denominar como nuevo progresivo de sorprendente calidad, pero la verdad es que la etiqueta se queda corta. Estamos ante una música de corte clásico, desde una perspectiva contemporánea, lo cual significa que este es un artefacto que hay que tener en consideración hasta el final de los tiempos. Este trabajo es la realidad plausible de que el que trabaja con sentimiento e ideas tiene un éxito asegurado. Y Flicker es todo esto y muchísimo más. Flicker muestran una inteligencia y una clase fuera de lo común puesto que, al margen de grandes alardes, saben dar en la diana con una música atemporal, de subyugante belleza y que tiene como premisa la exposición de ideas desde una perspectiva fresca, clara y definitiva.
En ejercicios de melancolía progresiva, el grupo, que consiguió con esfuerzo el dinero suficiente para editar esta joya plateada, desgrana auténticos himnos desde una perspectiva melódica de parangón inigualable. Muchos maestros clásicos querrían estar en su piel, puesto que el grupo sólo regala lo que sabe hacer: honestidad musical. Honestidad con ellos mismos y con el público. Y trabajo, mucho trabajo, puesto que los temas, todos ellos sin excepción, están construidos desde la dedicación y un profundo amor expositivo. Si este álbum se hubiera publicado en los setenta estaríamos ante una obra clásica sin ningún tipo de duda. Quizá entonces hubieran sido ignorados por adelantados. Tal es su calidad.
La sencillez que desgranan cada uno de los temas aquí recibidos no es, en absoluto, efímera, puesto que cada uno de ellos se convierte en canto emocional y emocionante. Exquisitos desarrollos instrumentales surcan los segundos de esta obra que, sin necesidad de autoconvicción, llegan directamente al corazón y a la mente. Sin duda que estamos ante una obra que dará mucho que hablar. Espero que no sólo en los circuitos independientes, en los que se mueven con soltura, sino en los senderos de la música mundial, en el altar del Arte con mayúsculas.
Delicadamente, el grupo, nos ofrece, nos regala, una colección de temas cuidadosamente compuestos en los que se nos recrean ambientes de un rock progresivo inteligente que es capaz de utilizar sus capacidades vocales, con un tratamiento lánguido y floydiano, pero perfectamente sincopados con estructuras instrumentales que forman un conjunto inseparable de emociones, gracias a colchones de guitarras y sintetizadores vibrantes y agradablemente armónicos. Estamos a la altura de un Steven Wilson en estado de gracia y cuyo testigo, Flicker sabe recoger para desarrollar nuevas posturas progresivas de inquietante calidad.
Ensoñación al servicio de la música, emotividad a flor de piel, mensajes sinceros a la parroquia progresiva, instrumentación y vocalización perfectas, himnos inolvidables e imperecederos, sentimiento por todas partes… Sin duda estamos ante un disco que con el tiempo será uno de los clásicos progresivos de cualquier discoteca que se precie. Flicker es la auténtica esperanza del rock progresivo mundial de todos los tiempos. Nuestra suerte es ser sus coetáneos.

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