COMPUTERCHEMIST: SIGNATURES I & II (2013, TERRAINFLIGHT)
SIGNATURES I
- Caterpillar pirouette
- Dobdub
- Zsotmatic 10
- Corporatosaur
- Six phase mains
- Convection of the 9
- Broken daliuette
- Landform 2012 (tema extra)
SIGNATURES II
- Strangeness in 13
- Goodbye, Moszkva tér
- Floor zero
- Commution
- Forgotten memory
- Smeem
- The needs of the many
- Bongo in 4 (tema extra)
Dave Pearson: teclados,
programación de secuenciadores, bajo y guitarras
Zsolt Galánti: batería
5/5
En estos tiempos que corren es
muy difícil encontrarse con un artista totalmente implicado en la música que
compone. Y es difícil porque la tecnología facilita mucho la tarea de un músico
que no es hábil con su instrumento. Estamos ante un caso distinto, porque la música
de Computerchemist, alter ego de Dave Pearson, es un diestro ejercicio
compositivo donde la más mínima intención se refleja de forma totalmente profesional,
dada la habilidad técnica en la utilización de los instrumentos musicales.
Desde 2006, Pearson ha
evolucionado de una manera tal que ha inventado un nuevo género musical al que
dedica toda su atención y cariño. Digo que ha inventado un género, pero no
desde el punto de vista de la innovación, lo afirmo categóricamente desde el
sentimiento y el cuidado que pone en todo lo que hace. Y esto se refleja de
manera perfecta en este último trabajo, Signatures, del sintetista húngaro, que no es sino un
enorme esfuerzo musical hecho de modo profesional y lleno de emoción.
Sería muy fácil definir su trabajo como herencia del krautrock, concretamente de
la escuela de Berlín, mucho más cercana al jazz rock y al rock progresivo aunque sus composiciones trascienden mucho más allá.
Estamos ante dos obras maestras
del siglo XXI sin ninguna duda, y no soy yo el que lo tiene que afirmar de
forma tan contundente y vehemente. Sencillamente el tiempo pone a cada uno en su
sitio y Dave, un amanuense de la música de nuestro tiempo, sabe cómo utilizar
todos los recursos que tiene en su mano para regalarnos parte de su vida en
estas composiciones. Influencias variadas que van desde el rock espacial al
rock electrónico alemán de los setenta, en una especie de amalgama sincera de
propuestas floydianas y de Tangerine Dream. La riqueza de su música es
inconmensurable y el listón está tan alto que no creo que podamos llegar a
escuchar algo de calidad tan noble como este trabajo, presentado en forma
doble independiente, que es el disco que nos ocupa. Pero Dave ofrece otra
vuelta de tuerca con la incorporación de un batería físico, en la figura de
Zsolt Galántai, miembro de Ossian, para experimentar una evolución cualitativa
dentro de su obra musical.
Por supuesto que nos vamos a
encontrar ritmos secuenciados y ambientes espaciales, pero desde un punto de
vista totalmente original, puesto que unas veces correrán a cargo de los
sintetizadores, otras el bajo se erigirá en protagonista y en muchas ocasiones
la secuencia estará marcada por la batería sobre la que trabajarán el resto de
los instrumentos. Pero además, estamos ante uno de los guitarristas más
competentes de toda la historia del progresivo en cualquiera de sus épocas. Con
un estilo totalmente Gilmour, cuando no se trata de secuenciar fragmentos
musicales, la guitarra fluye y se desarrolla en espacios de una belleza que
impregna el disco de categoría de clásico. Un dominio absoluto de los espacios
y los silencios, proporciona un protagonismo a la guitarra que se sumerge en
paisajes sonoros de incalculable belleza.
Signatures se nos presenta en dos
volúmenes independientes, como ya he dicho antes, y cada uno de ellos aborda
situaciones totalmente distintas. Mientras que el volumen primero se centra en
un rock espacial de tendencias clásicas, el segundo, que no eran más que temas
descartados en las sesiones de grabación, se instaura como un tributo clásico a la
era más espacial de Pink Floyd, con lánguidas guitarras, oscuros ambientes y
muchísima intención musical.
Si en Signatures I el recuerdo va
dedicado a Klaus Schulze o Tangerine Dream, en Signatures II el tributo sincero
de un artista dedicado va dirigido hacia David Gilmour y Roger Waters en su
etapa más creativa de la primera mitad de la década de los setenta. Pero yendo
más allá, podemos escuchar, y de qué manera, ejercicios espaciales de formatos
cercanos al jazz rock, o experimentos que parecen surgidos de Mike Oldfield, “Broken
daliuette”, sin olvidarnos de evidentes homenajes pensando en King Crimson, “Commution”,
todo ello bajo el prisma instrumental de este dúo que transcurre por mundos oníricos
de elegancia suprema. Destacar temas me parece absurdo puesto que el conjunto
de composiciones tiene tal calidad que ninguno de ellos podría prevalecer
dentro de esta obra maestra.
Signatures es un doble trabajo
lleno de esperanza musical en estos tiempos tan modernos que nos toca vivir. La
tecnología está bien si se sabe utilizar y Dave Pearson pone su corazón en cada
nota que emite para obsequiarnos con un trabajo honrado, contundente,
emocionante y directo, producto de un sentimiento totalmente musical que ha
sabido evolucionar desde formas electrónicas clásicas para desembocar en una música
estimulante, poderosa de melodías e inteligentes arreglos que hacen de estos
trabajos una obra intemporal e imperecedera.
La combinación de teclados,
guitarras y batería es una perfecta simbiosis alejada de convencionalismos, que
convierten esta música en una obra de arte, un lienzo musical lleno de matices
que explora cada rincón de la mente del oyente para dejarlo absorto ante la continua
emotividad expositiva, que no hace sino destruir todas las fronteras
establecidas en un género que necesita músicos como Dave Pearson para consagrar
el género a lo más alto del Olimpo del Arte con mayúsculas.
Computerchemist es el resumen fiero
y fiel de una época de declaraciones musicales que luchan por salir de la
mediocridad de los conformistas. Un pedazo de Historia y Arte por el que merece
la pena luchar.
Desde este momento me convierto en un
incondicional de uno de los genios surgidos en los últimos años. Gracias Dave
por tu dedicación y tu regalo. Ya lo he dicho en alguna ocasión: Set the
controls for the heart of Computerchemist.
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