Ian Neal: Astro
País: Reino Unido
Género: rock sinfónico
Fecha de publicación: 11 de abril
de 2013
Temas:
- Jardin des étoiles
- Aro
- Runner!
- To see you
- Solaris
- Citadel
- Retour au jardin
Formación:
Ian Neal: teclados, voz, mellotrón
virtual, autoharp (cítara diatónica), órgano Hammond T-402, piano,
sintetizadores virtuales y programación.
Tercer trabajo de Ian Neil, un
multiinstrumentista, que con anterioridad publicó dos álbumes totalmente
instrumentales de título All in the Golden Afternoon… (2005) y Out of the Woods
(2011). Este músico que aprendió a tocar el Hammond, dedicó un gran periodo a
ir de gira con bandas de Sheffield, su ubicación natal, hasta que decidió
componer y producir su propia música.
Armado con un arsenal de
teclados, la mayoría virtuales, Neil desarrolla, en esta ocasión, un progresivo
melódico muy fluido que bien podría considerarse como un viaje romántico y
melancólico por el rock sinfónico desarrollado en los setenta. Recuerdos
evidentes de instrumentaciones Genesis, inspiraciones floydianas o pasajes sinfónico-clásicos de estilo
The Enid, recorren la música de este efectivo compositor, que no duda, en ningún
momento, a referencias electrónicas de Vangelis o, lejanamente, Jean Michel
Jarre. Por momentos, me ha venido a la memoria el trabajo de Fonya, alter ego del multiinstrumentista americano Chris Fournier, y creo que en esa línea actúa Ian
Neal cuando se enfrenta a un riquísimo rock sinfónico instrumental bajo una
perspectiva electrónica de proporciones cósmicas.
En este Astro, que deberías rápidamente adquirir, encontraremos poderosos arrebatos a los sintetizadores, con
solos de innegable calidad, y estructuras que nacen de un proceso compositivo
inteligentemente arreglado. También disfrutaremos pequeños poemas sinfónicos
con estructuras delicadas al piano y demás instrumentos acústicos en ejercicios de belleza monumental. Un
desarrollo casi perfecto es el resultado de cada uno de los temas de este nuevo
trabajo del inglés, que se esmera con profundidad en regalarnos una música,
pese a las nuevas tecnologías, de regusto ciertamente clásico. Ambientes melancólicos,
orquestales, sinfónicos, magistrales, espaciales, clásicos… y un exquisito uso
de los instrumentos hacen de esta galleta plateada un exquisito plato para
degustar. Un trabajo definitivo de belleza e inteligencia infinitas.
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