ATAVISMO: DESINTEGRACIÓN (2014, NOT ON LABEL RECORDS)
- Blazava
- Kraken
- Oceánica
- Meeh
Poti: guitarra, voz, mellotrón, Farfisa, Theremin
Pow: batería, voz, mellotrón, Farfisa
Mat: bajo
Músicos colaboradores:
Curro Snortil: mellotrón en 4
No voy a entrar, porque no
quiero, a elucubrar sobre los géneros musicales ni sobre las tendencias de este
más que increíble artefacto sonoro publicado por una debutante formación de Algeciras,
Cádiz, de nombre Atavismo, denominación que por sí sola ya alude a la herencia
de proyectos anteriores, léase Viaje a 800 o los recientemente disueltos Mind!
Y tampoco voy a entrar en disquisiciones dogmáticas de si estamos ante un trabajo
experimental, un ejercicio hard psychde herencia setentera o si esto es una recurrencia de unos músicos
experimentados en un afán de ir más allá y evolucionar.
Todo eso sería perdernos,
perderme, en una jungla de términos farragosos que no describirían, no podrían
hacerlo nunca, una música que emana del corazón, del sentimiento que
atávicamente alimenta el espíritu de un músico y de la honradez con la que un
grupo muestra, regala, una música infinita, atemporal y de una, auguro desde este
mismo momento, trayectoria esencial y fructífera.
Maravillas sonoras impregnadas de
grooves floydianos de principios de
los setenta y querencias por desarrollos extensos que, por fin, transmiten
esencias musicales pensadas e ideadas hasta el límite, son el planteamiento de
este inteligente trío conformado por un inspiradísimo Poti, tanto en las voces
como en su eterna guitarra, esculpiendo melodías imperdurables, llenas de una
sensibilidad especial que no necesita de virtuosismos para exponer auténticos
himnos melancólicos y fieros a la vez, con emocionantes ejecuciones de
inenarrable belleza; Sandri Pow, un verdadero corazón percusivo, que no es sino
el alma poderosa, dulce y vital a la vez, de un grupo que se guía por intrincados y oníricos
pasajes instrumentales, resolviendo con poderosa fluidez cada uno de los
espacios sónicos del grupo y generando sensaciones de difícil olvido; y Mateo,
un resolutivo y concienzudo bajo que recorre los aspectos rítmicos de Atavismo
con profesionalidad y sentimiento parejos, sin prisas, metódico, constante,
disciplinado.
El resultado es una música
fluida, compleja, sensitiva, llena de guiños, seductora, en definitiva, honrada
y creíble. Nada de artificios inverosímiles, a no ser por pequeños detalles que embellecen
cada uno de los cuatro temas que componen Desintegración,
añadidos, sin duda, en un segundo plano para ayudar, desde la postproducción, a
dar personalidad a un grupo curtido que toca con la ventaja de conocerse entre
sí y, lo más importante, que conoce todo lo que le rodea.
Atavismo sabe pulsar como ninguno
lo ha hecho hasta la fecha, gracias a su música y a su lírica, los mecanismos
de un oyente ávido de experiencias sonoras inteligentes y satisfactorias; de un
oyente harto de productos perecederos expuestos para beneficio particular. Aquí
hay alma, hay duende (prohibido confundirlo con tópicos, no estoy hablando de
eso). Estoy hablando de magia, de fuerza, de sentido, de sentimiento, de
comunicación, de satisfacción por ambas partes… me estoy refiriendo, en
definitiva, a Música, con mayúsculas, a Arte contemporáneo hecho gozo y deleite
para cualquiera que quiera ser seducido por un ejercicio sincero de una calidad
fuera de lo común.
Desde las profundidades de la
mente hasta los poros de la piel, Desintegración
cumple varios requisitos que lo convierten en un clásico del futuro: sentimiento
(no me cansaré de decirlo), honestidad, gusto y amor; amor por el oyente que
es, en definitiva, el destinatario impasible del trabajo universal e
imperecedero de la mayor promesa, convertida en realidad, del rock progresivo
español: Atavismo.
Yo no lo dudaría ni un solo
instante. Ponte en contacto y adquiere ya tu disco aquí.
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