El pasado 28 de noviembre se
cumplieron 40 años de la publicación de Relayer,
séptimo álbum de Yes, en el que Patrick Moraz sustituía a Rick Wakeman y que
surgiría como producto de las jams
improvisadas que el grupo tocaba continuamente en el estudio, tal y como cuenta
el propio Moraz: “Improvisábamos bastante, especialmente con Chris y Alan,
desde el momento en el que entré en la banda. Hacíamos muchas sesiones de
improvisación y ensayos con material que todos aportábamos… hacíamos toda esa
clase de cosas. En alguno de aquellos momentos nos situábamos muy cerca del
filo del jazz rock y, con el tiempo, podría haber sido una de las líneas que
podríamos haber seguido.”
Wakeman había marchado de Yes
para continuar su carrera en solitario y la banda estuvo probando distintos
teclistas, entre ellos a Vangelis, pero terminaron eligiendo al suizo cuando el
álbum se encontraba en plena producción.
Lo cierto es que nunca Squire y
White han estado tan sincronizados mientras Jon Anderson construía algunos
de sus poemas en prosa más significativos. Estas grabaciones se fueron
guardando, una a una, en el garaje de Squire, donde Steve Howe fue añadiendo
guitarras aceradas con mucho pedal en lo que pronto se convertiría en uno de
los álbumes más complejos de Yes. Aún así, el álbum, hace poco remasterizado
por Steven Wilson, nunca alcanzó las cotas en las listas del Reino Unido logradas
por su predecesor, Tales from Topographic Oceans, ni por el siguiente trabajo
que publicarían, con Rick Wakeman otra vez en la banda, Going for the One.
De todos modos, el álbum, en
alguno de sus aspectos, es uno de los trabajos que más ha aguantado el paso del
tiempo, según afirma el medio Something Else, gracias a la incorporación de un
nuevo teclado que trajo Patrick Moraz, el Vako Orchestron: “No hay muchos
periodistas que me pregunten sobre ‘To be over’ y tengo que decir que el solo
del final recuerdo haberlo compuesto en la noche anterior. De repente,
quisieron cambiar la clave y tuve que recomponerlo en su totalidad. Así que en
tan sólo una noche hice dos versiones distintas, escritas en partitura. Así es
como sucedió.”
El tema épico del álbum, “Gates
of Delirium”, con casi 22 minutos de duración, se basaba lejanamente en Guerra y Paz de Tolstoi y se convirtió
en un ejercicio instrumental de los más elaborados y queridos del grupo, que
desembocaba en un remanso de paz titulado “Soon”, que pronto se editaría en
sencillo. Esto es lo que cuenta Jon Anderson sobre la pieza completa: “Compuse la pieza
en el piano, muy mal, y la toqué para todos, de nuevo muy mal, pero la
entendieron. Les dije como podría empezar e hicimos esos sonidos atronadores. Les
hablé de una enorme energía y se hizo la sección de la batalla. Después de todo
esto cantaríamos ‘Soon’. Todos trabajamos en el tema como un equipo. Empezaron a
trabajar la primera sección, yo trabajé más tarde la segunda y así
sucesivamente. Estábamos un paso por delante de los ensayos. Steve y yo
compusimos todas las partes en cassette y yo escuchaba y trabajaba sobre la
parte siguiente de modo que pudiésemos mantener una estructura coherente. Afortunadamente,
lo consiguieron.”
Para Chris Squire, “Sound chaser”,
y la implicación de todos los músicos, fue el resultado de que “cada uno de los
miembros de Yes estaba siempre tratando de mejorar como músico y como intérprete
y si había la mínima posibilidad de incluir música ingeniosa, todos asumíamos
el riesgo.”
Todo parecía indicar que Yes habían
encontrado una forma de equilibrio, tanto en las estructuras de unos temas totalmente
desafiantes como en la combinación hábil y espiritual de los elementos sonoros
de un sonido, que cada vez se convertía en algo mucho más complejo y lleno de
interludios, que recuperaban el pulso creativo de trabajos anteriores perdido,
en gran parte, por la excesiva ambición que dividió al grupo con la publicación
de Tales from Topographic Oceans.
Lo cierto es que la complejidad
musical de “The gates of Delirium” no fue comprendida en aquel momento y las críticas
y reacciones del público fueron muy tibias, aunque alcanzó el éxito comercial
logrando el puesto número 4 de las listas del Reino Unido y el quinto en las de
Estados Unidos.
Por desgracia, esto no duraría
mucho puesto que durante las siguientes sesiones para el próximo trabajo, ya
desde el principio, Moraz abandonó la formación de forma abrupta y Rick Wakeman
regresó al seno de la banda abandonando los preceptos musicales iniciados en Relayer.
En palabras de Moraz: “Habíamos decidido empezar a componer hacia 1975 cuando
yo también estaba ayudando a Chris y Steve a grabar su música. Habíamos empezado
a componer entre todos y a reunir material para lo que iba a ser Going for the
One y me involucré muchísimo en la composición de ‘Awaken’. Incluso grabé uno o
dos temas muy al principio de las primeras sesiones de 1976. Grabé algunas de
las bases para lo que iba a ser ‘Awaken’ y otros temas para Going for the One. Desafortunadamente,
fueron retirados para permitir que Rick Wakeman regresara a la banda.”
Moraz reutilizó todo aquel
material que había compuesto para ‘Awaken’ en el tema ‘Time for a change’ que
publicó en 1977: “Cuando tuve que salir de Yes a finales de 1976, comencé con
la composición de un nuevo álbum, esta vez en solitario, y decidí titularlo Out
in the Sun. Quizá debería haberlo llamado Time for a Change. Es un tema largo,
el último del disco. Había dos o tres movimientos que fueron parte de ‘Time for
a change’: el principio, el primer minuto o así, refleja lo que en realidad había
compuesto para ‘Awaken’. Es una pieza hermosa que utilicé como introducción. Lo
que termina en el disco de Yes, tocado por Rick, es completamente diferente de
lo que yo habría escrito. Pero la música es música, ¿no?”
Como curiosidad, la portada, de
Roger Dean, siguió un formato similar a la del disco Fragile, incluyendo una
fotografía de la banda en el interior, portada que se utilizaría en un
comercial de Pepsi, en una camiseta usada por la colombiana Shakira.
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