EL CÍRCULO DE WILLIS: RETALES (2015, AUTOPRODUCIDO)
Temas:
- Puerta 186 18:51
- El hombre entre la multitud 6:08
- Fractura 2:39
- Nube 9 8:02
Formación:
Iván Pozuelo del Castillo: batería y percusiones
Tomás Fernández Girón: bajo y sintetizadores
Sergio Segovia Hoya: guitarra, piano y Hammond
Gonzalo Solas Fernández: saxo tenor, flauta travesera y ewi
Colaboradores:
Álvaro Espinosa: guitarras en 2, 3 y 4
10/10
Después de 3 años de espera, y
tras aquel maravilloso Fábulas, presentado
en una edición esmerada, casera y de súper lujo, algo al alcance de pocos , y menos de procedencia española, todo hay que decirlo, uno no sabía a ciencia cierta
si los Willis, como popularmente se les conoce en el mundo progresivo, y no tan
progresivo, iban a saber afrontar el futuro tras haber dejado el listón a una
altura considerable… o bien iban a tomarse unas vacaciones muchísimo más
largas que las que, en realidad, se han tomado.
Pero lo cierto es que el cuarteto
que conforma El Círculo de Willis vuelve con más fuerza que nunca para acallar muchas
opiniones, algunas de ellas muy ladinas, así es este mundillo, que afirmaban su disolución y su, digamos, relajación a la hora de
proseguir con una carrera musical, hasta la fecha envidiable. Y lo hacen mucho
más asentados, más coherentes si cabe y, aunque la fusión de espiral sonora,
sigue siendo el común denominador de este admirable grupo madrileño, el grupo
desgrana una profesionalidad y una madurez dignas de elogio.
Y lo hace a la antigua usanza,
con una cara conformada por una extensa suite y otra con temas menos largos y
distinta producción, pese a estar editado en formato digital en soporte CD. Y
es que el espíritu inquieto del grupo nos regala un producto sorprendente para
que lo paladeemos gustosamente desde el principio y lo saboreemos lentamente
para extraerle todas las esencias que conforman, lo digo de una vez, esta
ab-so-lu-ta obra maestra de rock progresivo hecho en España y con proyección
totalmente mundial.
El primero de los temas, como
digo, es una descarada suite de casi veinte minutos, grabada en directo en estudio, en la que sobre una base preparada el grupo va desgranando todo su buen hacer para
ofrecernos un exquisito trabajo de experimentación progresiva con intrincados
pasajes, todo instrumental como el resto del disco, perfecta síncopa entre los
músicos, hermosos arreglos y complejos desarrollos para conformar un himno
progresivo de altísima calidad. Si El Círculo de Willis hubiesen aparecido
cuarenta años antes, estaríamos ahora hablando de una obra esencial del progresivo patrio y también
del internacional.
En la, digamos, segunda cara
aparece una producción totalmente distinta, aunque no relaja un ápice su
calidad, y es que se nota la mano de Álvaro Espinosa (de fama Pink Tones), no por colaborar con sus guitarras,
que también ayudan al producto final, sino por su magnífica y pulcra producción,
que hace del sonido Willis un sonido cálido, accesible y límpido, en el que se
puede saborear cada uno de los segundos que se desprende de su escucha.
Después de casi 15 años en la
escena underground, tal y como ellos mismos afirman, los Willis se destapan con
un disco imprescindible no por su sonido, aunque es esencial, sino por sus
ganas, su corazón y su honestidad de planteamientos. Honestidad que hace que
nos enfrentemos a un disco de factura clásica y que debería estar en el Olimpo
de las obras de Arte hasta el fin de la Eternidad… casi nada.
Recomiendo este disco a los
amantes del rock progresivo de sabor añejo, a aquellos que disfruten del
Canterbury, de la música improvisada, del experimental floydiano, de lo
puramente roquero y de la psicodelia espacial. La espiral sonora ha funcionado
de nuevo y de qué manera, hermanos. Enhorabuena a los músicos y enhorabuena a
quienes tengan una copia de esta joya plateada en su haber… gran elección.
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