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lunes, junio 29, 2015

PRIMER EVENTO SONICARTE: LA VICTORIA DE LA CONSTANCIA. CRÓNICA DE UN EVENTO QUE APUNTA AL FUTURO.



El pasado sábado 27 del mes mediante, se cumplía el sueño de muchas personas implicadas en un proyecto nacido de la fe y el entusiasmo al que uno se arroja de cabeza por auténtico amor al Arte. Y el caso es que el plantel que configura la directiva de Sonicarte, adorable en cada una de las personas que lo representa, se lanzó a una piscina, pero no a ciegas, sino sabiendo que había agua. Que había agua en una piscina todavía a medio llenar, pero que de buen seguro verá, siguiendo con el símil, piscinas llenas de agua, alegría, esfuerzo y sobre todo, y por encima de cualquier tema, constancia y amor. Amor profundo puesto al servicio de los demás sólo por el hecho de trasmitir esperanza en un mundo material en el que todo se basa en el dinero.
Si bien es cierto que el dinero es esencial en esta serie de acontecimientos, y si no que se lo digan a los festivales habidos, por haber y aquellos que han desparecido, no lo es menos ese punto de locura de quien no da nada por perdido y recurre a un proyecto adorado en lo personal pero que se desea, con ansias, mostrar a un mundo escéptico que todavía piensa que haya gente que se embarque, en pleno siglo XXI, en aventuras tan altruistas como la de establecer, con pensamiento puesto en un futuro esperanzador, visto lo ayer visto, un festival nada más y nada menos que de Art Rock. Rock con mayúsculas, rock que enaltece la música como disciplina docente y trasmisora y que pretende, sin más, la sublimación de la belleza por la generación de sonidos inteligentes, de sonidos contemporáneos como esta asociación, Sonicarte, divulga: o lo que es lo mismo, Sonidos Contemporáneos Art Rock de Teruel. Con dos bemoles.
Y qué mejor, tras una presentación a los medios radiofónicos y escritos hace dos semanas, que la culminación del proyecto en un primer encuentro entre músicos del género y de un público ávido de aventura. El acontecimiento empezó recién entrada la mañana del sábado con el montaje del escenario en el cine Maravillas de la capital turolense, donde se dieron cita tanto técnicos como miembros de la asociación para, con sus conocimientos y su grandísima voluntad, empezar la construcción de un espacio de sonido donde dos bandas, por la tarde (y para no coincidir con otros eventos programados en la localidad), Kai Mars y Eric Baule, se entregarían en cuerpo y alma a un público rendido ante los logros de Sonicarte: la concreción de un
Festival permanente de rock progresivo que tendrá, como poco, dos ediciones anuales, así como una serie de actividades paralelas en relación a este género progresivo que tanto aman, que tanto amamos.
Y así, tras la prueba de sonido, una vez terminada el profesional montaje de los técnicos de sonido, reunión de los asistentes eméritos. el equipo al completo, o casi de Subterránea; un servidor y Javier, el fotógrafo, desde Zaragoza; y toda la directiva disponible de Sonicarte, con Pablo Justo al frente, acompañado de Emilio, Hendrix o Alberto; y, cómo no, los músicos, nos reunimos en una
comida de fraternidad en el local La Vendimia de Teruel donde departimos y hablamos a nuestras anchas. Antes, reunión en la librería Cervantes para la presentación de la segunda parte de la trilogía Taimat, La Lucha, escrita por uno de los fundadores de Subterránea, David Pintos.
Y así nos presentamos en el cine Maravillas a las seis de la tarde, para asistir a la primera nota que daría un grupo para inaugurar este Primer Encuentro Sonicarte, este primer festival de rock progresivo auspiciado por la asociación de Teruel, y cuyo honor recaería en los setabenses Kai Mars. Los de Xàtiva hicieron un concierto contundente y convincente, desgranando todo su primer EP que pide a gritos ya una continuación, que los propios integrantes me comentaron estaban ya esbozando como un EP de continuación.
La música de Kai Mars se mostró contundente y fue expuesta con la pasión que caracteriza a estos maestros del stoner progresivo con una Ana, su cantante, ejerciendo como maravillosa hechicera hipnótica, una maestra de ceremonias perfecta que desgrana y teatraliza todos los exquisitos temas de la banda, que se muestra más convincente en directo que en estudio, que ya es decir. Àngel, guitarra, y Sehbastiàn, bajo, marcan un ritmo desenfrenado y complejo que sirve para el lucimiento personal de Javi, su enérgico y fluido batería, mientras exponen, como si de un corazón se tratase, un ritmo y un pulso vital en el que Ana Mars se desenvuelve como pez en el agua.
El grupo resolvió todo su álbum de debut en un maravilloso concierto, que tras una breve pausa, serviría de introducción al evento importante de la velada: Eric Baule. El bueno de Eric, viejo conocido mío y viejo conocido de la escena progresiva que proviene desde Barcelona, bien sea como parte de Moonloop, Bauluna o los propios Eric Baule, presentó un directo exclusivo y contundente en el que resolvió con maestría todo su álbum de debut junto a una no menos solvente banda formada por un increíble Dani Soto, bajo, un exquisito baquetista llamado Eric Rovira y una bestia parda llamada Alex Calero (Monsterholic) que le daba a los teclados con una convicción propia de una estrella consagrada y ejercía de segunda voz con soltura, no menos considerable, y que también se glorificó en un momento del concierto con su guitarra a dúo con el mismo Baulenas, voz e impresionante guitarra.
Fue, en realidad y sin menospreciar a nadie, la estrella de la noche con un ejercicio sabio en el que recorre su álbum de debut y que, tras superar algunos contratiempos técnicos, supo resolver con soltura, convicción y gran corazón y fe puesta en lo que hace. Sin duda, unos músicos honrados que hacen lo que quieren con sus instrumentos y saben manejar los tiempos, los conceptos y la audiencia, que se entregó al grupo desde el principio. Un concierto inolvidable y que marca un punto clave en el progresivo español y que todos deseamos siga trabajando para que haya continuación, que la habrá. Para mí, Eric Baule, junto a Atavismo de Algeciras, son las dos mejores propuestas dentro de las corrientes progresivas coetáneas de nuestro país.
Tras el concierto y desmontaje de aparataje e instrumentos, cena con los músicos y los hermanos de la sociedad Sonicarte, los mismos que comimos, y fiesta en el Ruta 66 de la capital del torico con buena música, buena compañía y mejor ambiente solidario. Un ambiente que respiraba gozoso tras los nervios iniciales de quien programa un evento por vez primera y que salió redondo. Un ambiente relajado y de auténtica hermandad en el que se adivina que su presidente Rafa Casanova y el resto de los Sonicarte antes citados esperan que se repita. Y de hecho se repetirá porque voluntad no falta, ni fe, ni optimismo, ni ganas de enfrentarse a nuevos retos, lo que favorcerá el género progresivo desde la capital que, definitivamente, y no porque lo diga yo, sí, insisto, sí existe.
Sonicarte fue la prueba palpable de ello. Y la hermandad seguirá creciendo. Yo, desde mi humilde lugar, ayudaré con todas mis fuerzas a que así sea. Queda dicho. Larga vida a Sonicarte.

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