Se celebró este pasado sábado 14 de noviembre el segundo encuentro de la
joven y entusiasta asociación progresiva turolense Sonicarte con un mayor éxito
de asistencia (se superaron las cien personas), respecto a su debut del pasado
mes de junio, en la que actuaron Eric Baule y Kai Mars. Para esta ocasión, el
cartel presentado por Sonicarte incluyó, por una parte, a los gaditanos,
formados en el Puerto de Santa María, Glazz, practicantes de un free progresivo instrumental de increíble
factura, y, por otro, la banda, en formato de trío, del madrileño Jorge Salán,
reconocido guitarrista y cantante a nivel internacional, que esta vez
presentaba clásicos del blues
versionados bajo el proyecto de Jorge Salán & the Majestic Jaywalkers, que
concluían una extensa gira, con más de 80 actuaciones, en la capital aragonesa del
Torico.
La organización de este grandísimo
evento nacional rozó la perfección y el entusiasmo de los componentes que
conforman Sonicarte, y no puedo dejar de nombrar a su presidente, Rafael
Casanova, su vicepresidente Alberto Torres, ni a mis buenos amigos Pablo
Ignacio Justo (secretario) o Emilio Canto (tesorero), así como a ese testigo de
mil y una historias que es el incombustible Hendrix Hernández, quienes hicieron
que este nuevo certamen de música de calidad contara con la participación y
asistencia de medios como Subterránea,
Keep the Dream Alive, parte del
elenco de Minnuendo o la mía propia,
como amigo personal y socio emérito y como representante de Descubre La Caja de Pandora, para cubrir como se merece
este grandísimo y no menos arriesgado, con los tiempos que corren, evento de
Art Rock en su plena expresión.
Esta vez, la maestra de
ceremonias, presentando e introduciendo el concierto, fue la sin par Eva Sánchez,
una recién investigadora del género progresivo, quien, a petición de la
organización, dedicó el festival a las víctimas de la matanza de París,
especialmente las de la sala Bataclán de la capital francesa.
Comenzaron el trío Glazz,
excelentes músicos y mejores personas, dentro y fuera del escenario, con su ecléctico
rock progresivo imbuido de matices y de guiños a la música experimental, al
rock progresivo, a la fusión y el mestizaje de rock y folclore (impagables sus detalles
a la música del norte de África), quienes desarrollaron una actuación de
sobresaliente en todos los sentidos: por su sentimiento y técnica, por su
honradez y esfuerzo (Jose Recacha, su guitarrista, se encontraba resfriado),
por su simpatía, que ganó la confianza de una audiencia entregada desde casi el
principio a los gaditanos, y por plasmar un directo lleno de corazón y de
grandeza.
Fueron desgranando temas de sus
distintos álbumes en estudio e improvisados, un repertorio similar al ofrecido
el día anterior en Pozoblanco, Córdoba, con una técnica basada en su
impresionante evolución musical que recoge, como digo, elementos musicales de
dispar procedencia para amalgamar una música con tintes de fusión, pero con un
poderoso acento andaluz en sus desarrollos, con emotivos homenajes a ese
mestizaje de jazz y rock de los gloriosos años setenta del siglo pasado.
Los temas se recrean, nunca mejor
dicho, en un proceso que genera un crescendo
de emociones y sonidos, que alternan, a partes iguales, estrofas delicadas y
desarrollos enérgicos, conformando el común denominador de la música de Glazz.
Una música llena de matices y de sabor que no deja a nadie indiferente: música compleja
y elaborada con un sustrato emocional que sirve de elemento conector de los
propios músicos con su audiencia, para crear un resultado de enormes
dimensiones emotivas a partir de una técnica fluida y de envidiable factura.
Para romper cierto equilibrio,
después de la actuación, que a mí se me hizo corta, independientemente de su duración,
de Glazz vino el turno de Jorge Salán y sus Majestic Jaywalkers, un trío de
instrumentistas que hicieron un tributo al blues
americano y británico, repasando un repertorio de temas clásicos con la maestría
de quien ya lleva publicados nueve álbumes en solitario, es el guitarrista
solista de Jeff Scott Soto, ha sido becado por la universidad de Berklee y es
considerado como uno de los mejores músicos de la actualidad, tanto por los
medios como por el público.
El guitarrista, con una técnica
de mano derecha envidiable, tributó como colofón de la gira de su último
trabajo Madrid/Texas, a los grandes
del blues, un género que desgranó cómodamente
a sabiendas de que el repertorio no iba a fallar. Fue, a mi modo de ver, un
concierto a tiro hecho, sin arriesgar en el track
list, en el que rindió homenaje al gran Stevie Ray Vaughan (breve, eso sí),
a Jimi Hendrix (¿a quién no le gusta Hendrix?), versionó las versiones del
irlandés Gary Moore, y habló el idioma de ZZ Top o B. B. King, entre otros, en una representación
en la que no arriesgó, mostrando el lado más comercial del género, que, sin
embargo, sí vio originalidad en la versión del británico John Mayall. Pese a no
tener nada que ver con el género progresivo, eso sí, la actuación de Salán fue
aplaudida a rabiar.
Tras el concierto, venta de merchandising y charla afable con todos
los músicos, los progresivos y los no progresivos, y tras la cena de
confraternización (también hubo comida al mediodía con los músicos), reunión
para quien quiso en el Ruta 66, donde se pudo compartir puntos de vista con todos
los de Salán y con Daniel Escortell de Glazz que asistió para departir con los
enamorados de su música.
Para mí, otra velada inolvidable,
esta vez, y sin que sirva de queja o crítica, con unos triunfadores totales:
Glazz. Salán dio renombre al certamen…, Glazz pusieron el alma. Exquisito.
La organización ya está
trabajando para el III Sonicarte. El público incondicional desea volver a
reunirse en el teatro Maravillas de la capital turolense.
Yo no lo había dicho mejor. Gracias amigo José Luis. Gran velada junto a tantos amigos los cuales ya forman parte de la familia musical turolense.
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