CHRONICLES FROM THE DUSK [por CARLOS TORRECILLA]
AMOEBA SPLIT: SECOND
SPLIT (2016, AZAFRÁN MEDIA)
- Clockwise 09:03
- Sundial Tick 04:48
- The book of days 02:25
- Those fading hours 08:34
- Backwards all the time 08:22
- About life, memories and yesteryears 08:12
Formación:
Ricardo Castro Varela: órgano Hammond, mellotrón, Moog,
piano
Alberto Villarroya López: bajo, Moog, piano eléctrico,
guitarra de 12 cuerdas
Fernando Lamas: batería y percusión
Pablo Añón: saxo alto
Eduardo "Dubi" Baamonde: saxo tenor y flauta
Rubén Salvador: trompeta y fliscorno
Músicos invitados:
Israel Arranz: vibráfono (3)
Risto Vuolanne: bajo doble (3)
Elena Fernández: viola (3)
Sara García: violín (3)
Lucía Quinteiro: cello (3)
Arantxa Vera: violín (4)
Iago Mouriño: órgano Hammond (1), Moog (4), piano y Moog (5)
y piano eléctrico (6)
Felix Arias: guitarra de 12 cuerdas (6)
Dijo una vez el gran Charlie
Parker que desde la primera vez que oyó música, siempre pensó que ésta había de
ser limpia, muy precisa, tan limpia como sea posible. De pulcritud, precisión y
claridad musical los chicos de Amoeba Split pueden dar conferencias, liderar
simposios y dirigir mesas redondas. Pero también de dinamismo, de manejo del
espacio sonoro y de improvisación ajustada a la concreción. Aromatizados con la
verde humedad de la campiña británica, Ricardo Castro (teclas), Alberto
Villaroya (bajo y guitarras de 12 cuerdas) y Fernando Lamas (percusión),
acompañados en esta ocasión por Pablo Añón, Eduardo Baamonde y Rubén Salvador
conformando una cohesionada sección de metales, y un nutrido grupo de músicos
vistiendo los cortes de imaginativas cuerdas e incluso infausto vibráfono,
acaban de editar su segundo disco (tercero si tenemos en cuenta aquella excitante
maqueta Demo del 2003) sencillamente titulado Second Split en
Azafrán Records.
De naturaleza abierta y valiente,
el disco fluctúa entre la música de cámara (en ocasiones Sonata a Trío), el
Jazz 'elástico' de Ian Carr y, sobretodo, el Rock Progresivo de la escena
Canterbury. Aunque escuchas latigazos de Be-bop electrificado (y actualizado)
inteligentemente diseminados por todas las composiciones, "Clockwise" es una
buena muestra, es el componente Canterbury el que domina la producción... Las
poliédricas y elegantes formas jazzero-progresivas de la escena del sureste de
Inglaterra asoman en todas y cada una de las seis maravillosas composiciones
que forman el álbum. Los gallegos son capaces de retrotraerme a los Crimson más
intimistas para acto seguido desarrollar un pasaje a la Soft Machine, sin
guitarra, que no puede sino conseguir mi admiración eterna. Guiños a National
Health o Matching Mole se entrecruzan e interactúan con pasajes barrocos en
atractivas y sedantes sinfonietas con la pasión y la elegancia como denominador
común. Moogs que parecen guitarras (y que las sustituyen y superan), cuerdas
que dialogan con metales con inusual naturalidad, percusiones certeras que
anuncian tempo, sostienen y abren campo para la libre expresión del bajo
eléctrico. Las piezas fluyen formando un todo libre y majestuoso. Sin ambages
ni anclajes, con la soltura y ventaja que proporciona al creador el saberse
dueño de sus caminos. En Second Split no hallarás sino cobijo y belleza.
Belleza a espuertas...
"Clockwise" recibe al recién
llegado con altiva superioridad formal, no exenta de amabilidad y cierta
accesibilidad. Ese clímax y sus aires de controlada jam session seguirán
pareciéndote sorprendentes tantas veces como la escuches. Un Miles Davis enclaustrado
en Canterbury y entregado a sus británicas costumbres. Teclas sublimes y ritmo
tensado como cuerda de arco, con la flexibilidad justa para adaptarse a las
evoluciones del tema y volver al punto de inicio sin apenas vibración ni, por
supuesto, retroceso.
"Sundial Tick" sigue un patrón tan jazzero como poco común. El tema vira sin aspavientos de lo cómodo a lo
sórdido. En unas pocas notas. En un cambio de gesto casi imperceptible. Ecos
del primerizo Folk Progresivo instrumental actúan con delicado proceder. Una
tímida colaboración con resultados abrumadores.
La Sonata a Trio, "The Book Of
Days", irrumpe con decisión. Cuerdas y vibráfono dialogan con la vista puesta en
los momentos más intimistas de aquél Islands de King Crimson. Ecos de
Penderecki y sublime atmósfera en un profundo y enigmático divertimento de tan
sólo dos minutos y medio...
..."Those Fading Hours" pudiera
ser, sin atisbo de sonrojo por mi parte, una de las mejores composiciones
progresivas del país en los últimos veinte años. Un tema de mil texturas sin
aristas lesivas. Una continua secuencia de brillantes aportaciones de cuerdas,
bajo, teclas y metales. Una suerte de crescendo rotundo y apasionante que
concluye con minuto y medio glorioso (If Ever/Counterclockwise) mostrando
aproximación al spacy Prog y dejándote boquiabierto, extasiado... sólo acertando
a comprobar que Amoeba Split te ha revelado cómo sonarían los Khan de Steve
Hillage con guitarras de doce cuerdas...
Del regreso a la realidad se
encarga "Backwards All The Time" y su inconfundible olor a finales de los
sesenta, a esa época en la que nada era aún una malsana concatenación de 'corta
y pegas'... y menos el Rock Progresivo. Art Rock Jazzy y Progresivo de manual.
Metales desmelenados, elaborados entramados de teclas y base rítmica grandiosa.
Interludio y back again. Vuelta al progreso, al impulso y la amplitud de miras.
Final abrupto. Un hachazo inmisericorde que se lleva una composición con
hechuras de gran jam. ¿Verdad, chicos, que en directo esto se va al doble de
duración?
Los ocho minutos de "About Life,
Memories And Yesteryears" recuerdan al Sinfo más imaginativo. Melodía y
dramatismo. No alejada totalmente de la esencia de la escena cantuaria sí
ofrece un confortable ejercicio de diáfano Rock Sinfónico con miras
telescópicas. Un avanzado pero formal estudio de la armonía y un uso acertado
del lirísmo aplicado al Rock de primera mitad de los setenta. Una delicia para
mis pabellones. Un colofón idóneo a un disco formidable.
Second Split no sólo sucede
dignamente sino que en mi opinión trasciende a aquél coloso llamado Dance Of
The Goodbyes. En muchos años entregado a esto en diferentes disfraces no soy
capaz de encontrarle un punto débil más allá de los manidos tópicos sobre su
duración o la propia grabación. El disco raya la perfección. La presentación
física es sencillamente espectacular, suena pulcro y abierto y dura exactamente
lo justo para obligarte a volverlo a pinchar. Se hacen pocas cosas en el
panorama estatal con tanto mimo, respeto por el consumidor y con tan buen
gusto.
Amoeba Split no encabezará muchos
festis, lamentablemente, ni siquiera recibirá la atención y mucho menos el
reconocimiento que merecen. La "masa progresiva" visible y falsamente militante está a otros menesteres, es el precio a pagar por su condición de
eventual, de circunstancial, de pasajera y de caduca. ¿Cuál es el precio?,
perderse una de las más excitantes manifestaciones del Rock Progresivo de las
últimas décadas. Entre otras desgracias. En estos yermos que una banda como
Amoeba Split haya decidido emprender esta senda insuficientemente iluminada, alejados
de vendedores de coches usados y de la seguridad ficticia que dan las manadas,
es digno de admiración per se... Si, además, compruebas que su maestría y talento
son capaces de facturar discos de esta magnitud... da para pensar que, a lo
mejor, al cabo, todo esto tiene algún sentido. Mi más sincera enhorabuena.
Larga vida a Amoeba Split.
Este colaborador si que demuestra tener conocimientos de sobra para abordar una reseña que esté al mismo nivel que la música reseñada. Rara avis en un mundo lleno de cantamañanas que se creen John Peels aunque en realidad hayan oído los mismos discos que mi abuela. Congrats!!!
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