Ahora que Roger Waters está
concluyendo una gira en solitario, en la
que está representando The Wall desde 2010, de nuevo surgen las preguntas en
torno al artista. Un nuevo álbum está casi asegurado, pero una reunión con los
miembros supervivientes de Pink Floyd no está tan clara. En la entrevista
concedida a la BBC,
el bajista, respondía de la siguiente manera a estas suspicacias: “La gente,
finalmente, ha comprendido que están espoleando un caballo muerto. La gente
pocas, muy pocas veces, me pone sobre el tapete esta cuestión.”
Waters está centrando su atención
sobre un proyecto nuevo, un proyecto que ha tardado veinte años desde su última
producción, Amused to Death, y eso es lo más importante, después de terminar su
gira, que afrontará el antiguo bajista de Pink Floyd. Dos años después, Pink
Floyd, sin Waters, evidentemente, publicaron lo que parece que va a ser el último
trabajo del grupo, Division Bell. Y lo último que se ha podido ver con la
formación clásica, Waters-Gilmour-Mason-Wright, fue la reunión en los
conciertos de 2005 en el Live 8.
Tras la muerte de Wright, Gilmour
y Mason se reunieron brevemente con Waters en el 02 Arena de Londres en una más
que emotiva representación de The Wall en 2011. Aún con todo, Waters insiste en
que los problemas que en su día despedazaron a Pink Floyd todavía permanecen: “¿Por
qué la situación que me llevó a dejar en 1985 [a Pink Floyd] no es pertinente
hoy día, treinta años después? –se pregunta retóricamente Waters-. La situación
no ha cambiado. Yo no he cambiado fundamentalmente. Me gusta estar a cargo de mi
propio destino.”
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