Desde su formación en Melbourne en 1975, Cybotron fusionó la electrónica progresiva con el krautrock alemán, inspirándose en bandas como Tangerine Dream, Ash Ra Tempel o Hawkwind. Bajo la dirección de Steve Braund y Geoff Green, la banda se distinguió por su innovador uso de sintetizadores, percusiones y el saxofón procesado, un elemento poco común en el género. Aunque su propuesta cósmica y energética ofreció una alternativa interesante en una época marcada por el auge del punk y la música disco, su impacto fuera de círculos especializados se vio limitado por su ubicación geográfica y la coincidencia de nombre con un grupo techno de Detroit.
Colossus es su obra cumbre, un álbum que combina paisajes espaciales con poderosas secciones rítmicas, a cargo de un tercer miembro en este registro, Colin Butcher. Temas como "Colossus" y "Eclipse" equilibran lo meditativo y lo enérgico, mientras que "Medusa" crea atmósferas hipnóticas gracias al uso variado y destacado de sintetizadores y ritmos complejos. A pesar de su calidad, el disco no logró alcanzar una audiencia masiva, ya que la banda se vio opacada por una industria musical en transición y su escasa visibilidad internacional.
Cybotron logró mezclar de manera única rock progresivo, electrónica y elementos experimentales, creando una identidad sonora distinta, pero su falta de apoyo comercial y la competencia de nuevas tendencias musicales limitaron su ascenso. Aunque Colossus no es esencial para todos los fans del progresivo, sí muestra la capacidad de la banda para explorar nuevos territorios musicales y crear algo realmente singular en su época.
A pesar de su relativa oscuridad, Cybotron sigue siendo una propuesta fresca y emocionante, especialmente para aquellos que buscan sonidos envolventes y una base rítmica más rockera. Su legado merece ser redescubierto, ya que la banda dejó una marca única en la música electrónica progresiva.
Sitúalos junto a trabajos de los anteriormente citados, pero también al lado de Klaus Schulze por sus paisajes sonoros expansivos; Eloy por las atmósferas sinfónicas; Zombi por esa combinación de sintetizadores retro con base rítmica progresiva; o Manuel Göttsching por sus secuencias repetitivamente evocadoras.
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