El álbum Icon marca el regreso
colaborativo de dos figuras fundamentales del rock progresivo, John Wetton y
Geoff Downes, quienes forjaron juntos la icónica banda Asia en los años 80. Este
disco, aunque no rompe esquemas ni redefine el género, es una obra sólida y
conmovedora que equilibra el rock melódico con algunos elementos progresivos. Desde
el primer tema, "Let me go", el álbum rememora la magia de Asia con
una composición que bien podría haber sido parte de su debut. Las influencias
espirituales y emotivas se hacen presentes en "God walks with is",
mientras que "Far away" entrega una balada cargada de sentimiento,
inspirada en la relación de Wetton con su hijo.
El común denominador del álbum
radica en sus baladas y temas de medio
tempo, donde la voz conmovedora de Wetton añade profundidad a cada canción.
Temas como "Meet me at midnight" y "Spread your wings"
muestran una sensibilidad lírica y arreglos cuidados, destacando la habilidad
de Downes en los teclados. Aunque no está diseñado para impresionar a los
fanáticos del progresivo, como uno esperaría al ver el elenco de músicos (John
Mitchel, Ian McDonald, Steve Christie),amén de los protagonistas absolutos, el
uso de instrumentos acústicos, como guitarras y violines, le otorgan un
carácter orgánico y una calidez que se diferencia de la producción más
electrónica de Asia. Sin embargo, algunas canciones, como "I stand alone",
caen en melodías más genéricas y sentimentales, lo que podría no ser del gusto
de todos.
El gran cierre del álbum,
"In the end", es su joya más brillante. Con un dueto entre Wetton y
la icónica Annie Haslam de Renaissance, la canción eleva la experiencia
emocional del disco. La voz etérea de Haslam contrasta maravillosamente con la
intensidad de Wetton, creando un momento memorable acompañado de arreglos
orquestales y un cello magistral de Hugh McDowell. Es un final que resume la
nostalgia y la madurez artística de estos músicos, y probablemente será
recordado como uno de los momentos más destacados de la colaboración entre
Wetton y Downes.
En definitiva, un disco que no se aventura demasiado lejos de los caminos trazados por Asia y las carreras solistas de Wetton y Downes, pero que encuentra su fuerza en la honestidad de sus composiciones y la calidez de su interpretación. No es revolucionario, pero tiene momentos que te agarran del corazón.
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