viernes, enero 10, 2025

GARY BOYLE: ELECTRIC GLIDE (1978)

El álbum Electric Glide es un viaje fascinante al corazón del jazz-rock, donde el virtuosismo del guitarrista brilla intensamente junto a un elenco de músicos excepcionales. Como uno de los pilares de la escena británica del jazz-rock, Boyle se apoya en su experiencia con bandas icónicas como Isotope,  de la cual fue fundador, y colaboraciones con artistas de renombre como Brian Auger, Stomu Yamashta, Hugh Hopper... Este disco, lanzado en 1978, es una continuación sólida de su extraordinario debut en solitario Dancer, mostrando una mayor madurez musical y un enfoque más refinado en la composición.

Desde el primer tema, "Snap crackle", el álbum engancha con su estilo vibrante y una mezcla perfecta de funk y fusión clásica. La participación de músicos como Simon Phillips en la batería, Gary Moore o Ken Shaw ayudando en las guitarras, y los bajistas Phil Chen y John Giblin, añade una profundidad y versatilidad notable. Composiciones como "Hayabusa" destacan por su velocidad vertiginosa y guitarras que evocan a maestros contemporáneos como Al Di Meola, mientras que "Electric glide" ofrece un contraste suave y melódico, con una atmósfera más relajada y grooves que remiten al sonido sofisticado de bandas como Steely Dan.

El álbum también se aventura en terrenos acústicos con "Morning father joys" y "Brat No. 2", donde Boyle muestra su destreza en la guitarra acústica, evocando influencias de Paco de Lucía y Django Reinhardt. Estas piezas, aunque técnicamente impresionantes, marcan un cambio de tono que puede sentirse algo desconectado del resto del álbum. Este enfoque de múltiples sesiones y estilos, aunque enriquece la diversidad del disco, afecta ligeramente su cohesión, dejando la sensación de que podría haber sido más uniforme en su estructura.

En conjunto, Electric Glide no es un álbum que revolucione el género, pero sí consolida a Gary Boyle como un guitarrista de primera línea en la fusión jazz-rock. Aunque no alcanza la genialidad innovadora de sus proyectos con Isotope, sigue siendo una pieza digna de cualquier colección de amantes del progresivo y la fusión. Su mezcla de complejidad técnica y momentos reflexivos lo convierten en una experiencia auditiva valiosa.

Si te seducen los paisajes expansivos y la intensidad técnica de John McLaughlin en la Mahavishnu Orchestra; las líneas complejas de bajos y percusiones dinámicas esencia de Brand X; unos Weather Report menos centrados en los teclados y con toques progresivos; y las melodías de la fusión japonesa de la mano de Kazumi Watanabe y Prism, este álbum te atraerá irremediablemente.

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