Desde los primeros compases del extraordinario inicio con “Nuevo horizonte”, hasta las atmósferas dinámicas que se oscurecen con toques clásicos en la conclusión, “Placido paseo”, uno siente que está ante algo más que una simple reedición: es una resurrección, una invocación del alma profunda del rock progresivo español. Altair, aquel dúo barcelonés que soñaba a lo grande, formado por Alfredo G. Arcusa e Isabel Muniente, vuelve a publicar, 35 años después, su álbum homónimo gracias a la labor impecable del sello andaluz 5 Lunas Producciones, que nos entrega una reedición tan cuidada como necesaria. La música, íntegramente instrumental, oscila entre la complejidad técnica y una sensibilidad admirable, en un universo sonoro donde los teclados y la batería conversan con una fuerza que atraviesa el tiempo. Lo que estos dos músicos lograron en 1989, sin redes ni etiquetas, es pura alquimia sonora, es el sello único de dos músicos que, sin más acompañamiento, creaban paisajes sonoros complejos, pulcros y, sobre todo, profundamente humanos.
Cada tema del disco es un capítulo de una obra mayor. Desde la épica sin palabras de “Estrella en el camino”, que recuerda a las catedrales sonoras de ELP, hasta esa bella introspección que preside “Sin presente”, donde el torrente melódico se vuelve confesional, íntimo, casi secreto, Altair no busca simplemente impresionar: busca conmover. Y lo consigue. El diálogo entre la batería de Arcusa —precisa, dramática, enérgica— y los teclados de Muniente —luminosos, expansivos, melódicos— conforma un tejido musical tan intrincado como emocional. Incluso en el directo “En la espesura”, grabado en Barcelona en 1989 e incluido como joya final de esta edición, uno siente que está allí, en la penumbra de una sala, dejándose arrastrar por una ola de belleza instrumental que no necesita de palabras para doler o deslumbrar.
Lo que convierte a esta reedición en algo verdaderamente excepcional no es sólo la calidad de la música, sino el cuidado con el que ha sido devuelta al presente. La nueva masterización a cargo de Albert Guitart respeta cada matiz original mientras le da un brillo renovado, más vivo, más profundo. El diseño gráfico, que respeta la portada original del artista Manel Rueda, y el impecable trabajo visual de Rafa Tardío, no es sólo un envoltorio, es un homenaje. Y detrás de todo esto está la pasión palpable de 5 Lunas Producciones, un sello que no sólo rescata discos: rescata memoria, historia, legado. Se nota el amor por el género, se nota el respeto por el arte. Este tipo de reediciones no se hacen por negocio. Se hacen por necesidad espiritual.
En resumidas cuentas, Altair no sólo nos entregó un disco; nos brindó un faro sonoro en la niebla del tiempo, un viaje de regreso a lo esencial envuelto en ecos cósmicos. Cada nota es un latido sincero, cada tema, un puente entre la nostalgia y la esperanza. Es música que no se escucha: se abraza.
Hazte con él en 5 Lunas Producciones

