Mike Mettler, de The Sound Bard,
recientemente mantuvo una entrevista con Steven Wilson hablando sobre su
trabajo con el álbum clásico de Yes, que ha terminado por sonar incluso mejor
que en su versión original: “Mi objetivo siempre es el mismo: ser lo más fiel
posible a la mezcla original y no tratar de modernizar o mejorar nada de ninguna
manera. Pero sí que me permito el hecho de trabajar sobre una cinta original. No
hay que olvidar que cualquier tipo de mezcla, cualquier master de vinilo y
cualquier copia maestra supone al final una reducción de la calidad de sonido. Pero
al utilizar la cinta original yo sé que voy a conseguir más tono en la música
de una manera superior a la de cualquier intento anterior.”
En cuanto a algún fragmento
concreto, Steven Wilson habla de la sección de Rick Wakeman en “Get up, get
down” en los siguientes términos: “¿Te refieres al órgano de iglesia? No lo sabía
cuando comencé con la mezcla, pero parece ser que este fragmento lo hicieron
sin conocer aún el contexto del tema completo. Quiero decir que fueron a una
iglesia (St. Giles-without-Cripplegate, en Londres), grabaron de forma aislada
el órgano y volvieron al estudio para ponerlo en el multipistas. Yo desconocía
esto al principio, pero el resultado es glorioso, irresistiblemente sonoro. ¿Y
sabes qué? Esa es la forma en que aparece todo en la cinta original. Toda la
reverberación es la propia y natural de la iglesia donde se grabó, así que, en
realidad, esta es la parte más sencilla sobre la que he trabajado.”
Steven Wilson considera este
trabajo suyo con Yes uno de los momentos mágicos en su labor de mezclas en 5.1,
aunque “estaba aterrorizado de hacer esta mezcla. Es casi como reescribir La Biblia.” El resultado, para
Wilson, fue totalmente gratificante, tanto por su trabajo en las mezclas como
poder disfrutar de una experiencia única: “Es una obra maestra en todos los
niveles. Creo que ‘obra maestra’ es una expresión que se utiliza en exceso,
pero hay algunas grabaciones que merecen denominarse de esta manera. Y ésta es
una de ellas.”
Al final, Steven Wilson, se
deshace en elogios con el trabajo de Yes y Eddie Offord en Close to the Edge,
con una experiencia totalmente satisfactoria, aunque, en algunos momentos
complicada de afrontar: “Lo que pasa con Yes y Eddie Offord es que las mezclas
en realidad son representaciones. Lo que quiero decir es que, muy
frecuentemente, cuando te enfrentas a una remezcla, estableces los niveles para
la batería, para el bajo, la guitarra, la voz y así todos los
instrumentos, y por lo general el resultado es bastante estático. Pero no
sucede lo mismo con Yes. Cada pequeña frase de guitarra, cada pequeño matiz
vocal, cada pequeño detalle del bajo y cada pequeño relleno de batería ha sido
enfatizado manualmente en la mezcla. Esto significa que no puedes establecer
unos niveles y dejar que todo transcurra a través de ellos. Hay que analizar, literalmente,
cada segundo, cada compás de la música. Tuve que estar comparando
constantemente todo con la mezcla original: ‘ah, han subido ese pequeño detalle
de la batería… eh, ese fraseo de guitarra ha sido subido también… ah, esa parte
vocal se desvanece en la reverberación…’ Sin embargo tampoco utilicé mucho la
ecualización de niveles. Lo que aparece en la cinta es más o menos lo que querían
que quedara grabado. Es como querían que quedara, así que no me lié mucho con la
armonía de los instrumentos, la cantidad de graves o agudos, ni nada de eso."
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