COMPUTERCHEMIST: VOLCAN DREAMS (2019, DAVE PEARSON)
1. Volcan plain 12:03
2. Through the volcan forest at dusk
10:08
3. Volcan sea 15:31
4. Valley of modulation 06:45
5. Subsonic volcan flight 14:55
Dave Pearson: módulos Volca, teclados, programación de
secuenciadores
Zsolt Galántai: batería en 4
Zsolt Galántai: batería en 4
Chris Gill:
guitarras en 1
En un excelente ejercicio de devolver
la grandeza desde un punto de vista actual a la denominada Escuela Berlinesa, o
rock cósmico o espacial con enlaces directos al jazz, Dave Pearson se ha armado
con sus módulos analógicos Volca y desde Hungría, su base de operaciones, ha
lanzado un trabajo a la antigua usanza.
Un trabajo hecho con mucho
sentimiento y más dedicación, sin la utilización de programas digitales, con el
único, y no es poco, objetivo de regalarnos una música plena de sentimiento
forjada desde los elementos armónicos y las melodías: acordes y acompañamientos
que son el auténtico armazón de una música hecha con el corazón, el alma y mucho,
mucho esfuerzo.
El resultado, en el que han
colaborado en una u otra medida, tanto Zsolt Galantai (batería en uno de los
temas) como Chris Gill (guitarrista de Band
of Rain en otro), es cálido, elegante y sublime. Temas que avanzan implacablemente
por el universo Computerchemist y que nos relatan la existencia ficticia de un
universo que el británico magiar recorre,
como si de un viaje se tratara, desde su inicio hasta su excelente y decisivo
capítulo final. Un estímulo continuo para los sentidos en el que el autor crea
y visualiza un inexplorado mundo llamado Volcan (en alusión directa a sus mini
sintetizadores Korg Vulca, totalmente analógicos), que sirve como excusa
perfecta para plasmar las impresiones que el misterioso lugar imprime en un
hipotético visitante por primera vez.
Música de otro planeta, tal y
como sugiere Dave, en el que se visualizan imaginariamente exuberantes selvas
tropicales y vastos océanos, conformando un trabajo que hay que ir escuchando y
saboreando en sus distintos capítulos-experiencias que concluyen, como en un círculo
perfecto, en una experiencia sensitiva sugerida por la exploración de distintos
paisajes musicales.
El trabajo, artesano en estos
tiempos que corren, se grabó sin sintetizadores virtuales de ninguna clase ni
efectos generados artificialmente, utilizando, en tiempo real, únicamente un
ordenador como sistema de grabación. Este primer trabajo analógico tras veinte
años de tecnología ha supuesto una gran inversión económica para el músico,
pero el resultado ha sido totalmente agradecido y generoso.
Si te volaron la cabeza aquellos
que en buena parte de los setenta te hicieron vislumbrar un universo de
sensaciones, tú sabes de quiénes hablo, sin duda que este Volcan Dreams es una más que una agradable y necesaria sorpresa para
tus sentidos. No tengas miedo, compra un billete para el siguiente vuelo a
Volcan. Me lo agradecerás.