EL ÉXTASIS Y EL TORMENTO:
ENTREVISTA CON LUIS ARNALDO
Agony & Ecstasy One Man Band
es el proyecto musical más arriesgado y a modo sonoro, el más radical apradinado
por el baterista y compositor Luis
Arnaldo Álvarez, popularmente conocido como Arnie
El músico madrileño está
confeccionando en la actualidad lo que será próximamente su nueva entrega
discográfica en lo que a Agony & Ecstasy concierne. Un trabajo del que
estamos más que seguros de que no genera indiferencia alguna entre los fieles a
los sonidos más experimentales del Avant Garde, el R.I.O y el Jazz en su
contexto más complejo.
Tras Agony & Ecstasy se
encuentra la figura de un músico que no cesa de sorprender en todos los campos
y con loque oferta en los proyectos en los que milita. Luis Arnaldo o Arnie, es
uno de los músicos que forman parte de un colectivo bulímico que huye de modas, convencionalismos, etiquetas y de
música de diseño audible en el formato más accesible de la misma. El propio
Luis está clasificado como uno de los terroristas sonoros más activos que la
escena de la música progresiva y experimental ha dejado en España en los
últimos años.
Luis, es por otro lado no solo es un experimentado y gran músico, sino que fue
y sigue siendo una de las voces más prestigiosas con la que la radio profesional nacional y
local tuvo el placer de tener en sus filas, al servicio y la defensa de las
músicas avanzadas. También es el responsable de ArnaldoStudio (su propio
estudio de grabación),y miembro de otros proyectos musicales tan variados como
Vörtex (Metal Experimental), Next To
Andromeda (Ambient Space Rock) y Alkaid (Jazz Rock) y músico de sesión en su
propio estudio de grabación, en el que trabaja como baterista de sesión
grabando baterías para otros artistas y
donde a su vez crea músicas destinadas a audiovisuales. En el año 2017 fue el
creador del proyecto Impro-Imaginación, basado en una terapia de motivación
orientada a músicos amateurs y profesionales desmotivados por enfermedades o
problemas psíquicos. También es un gran admirador y defensor de otros músicos
que hace décadas abrieron un camino muy importante dejando un gran legado del
que bateristas como Luis se siguen nutriendo en la actualidad.
Charlamos a continuación con el creador
de agonías y éxtasis para conocer la actualidad de un proyecto puro ajeno a
aditivos colorantes ni conservantes.
¿Cuándo y por qué nace Agony and Ecstasy?
Nace en el año 2006 como un proyecto centrado en la temática
conceptual, en la que se tratan elementos de un presente global en lo que al
fenómeno socio-político se refiere. Lo que intento expresar a través de Agony
& Ecstasy son diversos estados por los que el ser humano del siglo XXI
atraviesa en el día a día, abordando un tiempo en el que el exceso de
información, la avalancha de las tecnologías, internet y el mal uso del mismo
(fundamentalmente en redes sociales o la pestilencia Youtube y el consumo de
cultura Streaming), junto con la hornada de oportunismo, mala gestión y
excesiva obesidad mental sin un modelo político transparente y de credibilidad
a seguir, le dan forma a un enfoque musical
reflejado mediante el radicalismo sonoro, o lo que es igual, la oposición a imposiciones de aroma sepia que
durante décadas continúan contaminando y obstruyendo las arterias de la
sensatez afectando gravemente a la estabilidad y el equilibrio social.
¿Se puede decir que este fenómeno es el motor de guía del proyecto, la
arquitectura social de la actualidad?
Prácticamente sí, porque en este tiempo de agitación y vértigo está casi
todo al alcance de nuestras manos. Somos una aberrante raza humana que no ha
sabido asumir y distinguir comodidad del concepto tecnológico en el uso y
dominio del mismo. Actualmente compramos Online desde una docena de huevos a
una vivienda en la que habitan ladillas
o se dan aromas paranormales… O desde un cojín hinchable con la cara en relieve
de Chicote, a un amplificador de
guitarra que sustituye su mecanismo de válvulas por ventosidades de abubillas, o
si me apuras, a adquirir un triste y simple billete Metro con recorrido de Portazgo a
Cuatro Caminos. Son tiempos en los que campea a sus anchas ese totalitarismo
abuso de la comodidad a bordo del incómodo inconformismo, del que hace treinta
y cinco años o cuarenta estábamos más que distanciados, a pesar de que
obviamente seguíamos siendo más inocentes que santos, pero a otra escala. En
1989, era algo totalmente impensable pasar de soñar constantemente con naves
espaciales que poblarían los cielos de calles y pueblos del territorio español
en el nuevo milenio, a poseer elementos tecnológicos que llegasen a hacer por
nosotros mismos necesidades biológicas, o poder estar en contacto con
habitantes de los cinco continentes de forma constante. Pero si este hecho, lo analizas desde el punto
de vista de la realidad más cruda, a pesar de que a día de hoy lo tenemos todo,
estamos inclusive mucho peor que hace treinta y cinco, cuarenta o cincuenta
años. En tiempos pretéritos con menos se hacía mucho más.
La música no ha estado exenta de haber sufrido esta metástasis ¿Estás
de acuerdo en esto?
La música no ha sido decapitada por el fenómeno internet como tal, sino
por el mal uso del mismo. Desde la llegada de Internet a España, de cada diez
ordenadores hallados en los hogares españoles, ocho, han estado única y
exclusivamente destinados al uso de Internet orientado hacia la presencia del
usuario en el mundo de la pornografía de todo tipo y color, en el de los chats de estructura basada en esa búsqueda de
amoríos y amistades en la persistente y amorfa lucha contra pronóstico de
hallar el amor o la amistad idílica bajo el temor a la caverna de la soledad ,
y en la actualidad la incorregible fiebre de las redes sociales en las que las
vidas privadas, la intrusión profesional y el aburrimiento que trae consigo el ocio
excesivo y la mala gestión del mismo, cita en la red a un amplio circo de
humanos que han encontrado este mundo un nuevo hogar y forma de vida. ¿Cómo ha podido influir esta actitud de la
sociedad del presente siglo a la descomposición global de la cultura? ¡¡Esta es
precisamente la cultura dominante y no solo desde la aparición de Internet y
las tecnologías más ingeniosas estructuradas para seguir adulterando a vagos
cerebrales?! ¡Es algo que a fin de cuentas no es novedoso, sino que ya procede
desde tiempos inmemoriales al margen de que veinte siglos atrás no existiesen
internet, pero el ser humano ya se perfilaba como la máquina perfecta diseña
para avanzar hacia una retrogresión incoherente!!
Y por supuesto que a día de hoy son incontables el número de músicos
que emergen constantemente hasta de debajo de las piedras y que, a gran escala,
el porcentaje de la concesión musical de la era que nos corresponde, se basa en
la competición, los ineludibles alardes en torno a delirios de puro y crudo
exceso de tecnicismo en los que se palpa el abandono de la musicalidad y el
sentido más honesto de la creación artística. Claro está, que los músicos seguimos buscando
presencia en los medios para difundir nuestras obras, y somos más que
conscientes, de que los propios medios de difusión en la actualidad, son lo que
son. La presencia mediática ha estado copada siempre por ceremonias letales
como la televisión y su soberana repetitividad y cada vez más escasa propuesta cultural,
pero al estar manipulada ha de ceñirse
al suma y sigue de la ciencia
exacta, la cual no cesa de ser conducida por ineptos y mantiene elaborando
productos en diferentes formatos que captan
a un público irrespetable, por lo tanto nos queda como recurso prostituirnos en
plataformas digitales o tener presencia en otro de los mayores focos de
promoción deplorable como es YouTube, en
el que cada cual expone su trabajo, siendo esta Web un espacio aprovechado en
un alto porcentaje por otros músicos con finalidades exhibicionistas y didácticas. Constantemente podemos apreciar
tutoriales en YouTube que van desde como freír un huevo a presenciar a un
incalculable número de músicos mayoritariamente desconocidos que sin tener el
mínimo pudor o sentido del ridículo, tratan de instruir sin conocimiento de su
propio instrumento a la inocencia más salvaje de la espantosa unanimidad, como
si fuesen los nuevos Buddy Rich o John
MacLaughlin del siglo XXI en el aula magna de la Berklee School Así que… ¿Qué
es lo que ha evolucionado realmente? ¡¡Nada!! Seguimos siendo totales y absolutos
corderos de la imposición y su consecuente dentera, pasto de toda esa amplia
gama de unos poderosos cada vez más pobres, y su interés en seguir domándonos con
la finalidad de continuar encauzando a un redil sin que se desmarque de la corriente marcada
por el oportunismo y su clásico objetivo enfocado hacia tesituras de color
fucsia donde imperiosamente a velocidades vertiginosas, la sociedad es cada vez más hueca sin que
esta, protagonice de una vez por todas
ese meritorio espacio que le corresponde dotado de estabilidad y un coherente equilibrio mental.
Por lo tanto ¿esto es lo que manifiestas a través del sonido de Agony
And Ecstasy y la causa fundamental que te hizo llevarlo a cabo?
Sí, así es.
Si he de ser franco, me he
sentido muy incómodo con muchas cosas de todo cuanto he venido viviendo y
respirando en mi entorno desde prácticamente el año 1992 hasta la actualidad.
Digamos que, siempre ha habido algo que me ha incomodado y a su vez, me ha
convertido en un ser poco receptivo con la década de los 90 y la posterior
trayectoria hacia el nuevo milenio. Como si de un presagio caótico se tratase.
Ni cultural, ni política ni socialmente he tenido un prisma óptimo del
desarrollo, la evolución y la orientación de mi generación y las sucesivas.
Creo que cuando despedí el año 1989 para adentramos en la década de los 90, empezamos
esa caída empicada hacia una arquitectura de estructura claramente orientada
hacia una revolución de hipocresía, excesos consumistas, alardes de grandeza
gritados desde la miseria, y retrogresión absoluta. Esto mismo ya sucedía desde
tiempos muy remotos en este país, pero los viví tras la cortina de la inocencia.
Y desde mi punto de vista, es lamentable vivir en una era en la que teniéndolo
prácticamente todo, se esfuma la coherencia dando paso a la perdida y la
extinción de valores básicos en nuestra condición humana. Es surreal e
irrisorio, o quizá triste, muy triste vivir en una época en la quien comete
excesos de drogas y alcohol tira a la basura un pack de pan de molde, alegando
que el mismo lleva diez horas caducado y le puede hacer daño. Tiempos, en los
que se cuida el físico por motivos estéticos y se desprecia el cuidado de la
salud. Tiempos en los que los poderosos emergen de la pobreza más voraz mientras
que la mendicidad es la base del poder… Son tiempos del síndrome Neo, tiempos
en los que la droga más agresiva se ha establecido en los grandes pueblos
mientras que en las urbes la contaminación es salud… Tiempos en los que los que
los animales son mascotas privadas de su condición… En los que el respeto
brilla por su ausencia, en los que la violencia física es el lenguaje
universal, el feminismo y el machismo son un símbolo letal… O tiempos en sí en
los que el fascismo es comunismo extremo y el centralismo neo prostitución
nacionalista… Tiempos de ‘’memocracia’’ exprimida, dotada de sectarismos, y
cortas distancias que generan grandes latifundios de odio y frialdad propiciados
por las constantes torpezas panderetiles que nuestro país ha portado en su
bandera, cuyos colores han inspirado a los payasos en el diseño de sus
indumentarias como aliciente en la cada vez más fácil tarea del hacer reír.
Una extensa exposición que puede definir lo que es Agony & Ecstasy
intenta transmitir como proyecto musical.
Totalmente de acuerdo Luis, y de todos los proyectos musicales en los que
militas, y más en concreto, los que apadrinas ¿Qué significa para ti Agony and
Ecstasy?
Agony & Ecstasy significa desequilibrio desde el epicentro de un equilibrio
que a modo de inconformismo e ironía, pretende espantar y descuidar por
completo oídos lejanos, procurando aproximarse con cautela y total estima a los
oídos más cercanos, a cambio de críticas que contribuyan a la mejora y el
progreso de mi propia música, huyendo de elogios y madrastras. Agony And Ecstasy es el proyecto de mayor reto
musical y con el que me identifico en todos los aspectos.
Lo has enfocado desde tu percepción y concepto de la vida con la
finalidad de remover actitudes demasiado, digamos, conformistas que también se
dan en el espectro musical de vanguardia progresiva, si me permites esta
definición, a la que muchos autodenominados críticos musicales se han
acomodado. ¿Estás de acuerdo conmigo?
¡¡Exacto!! Estoy considerado como un terrorista sonoro cuyo objetivo es
dinamitar el caos con otro tipo de explosivos, como son mis instrumentos y su
carga de diálogos musicales dentro mi personal concesión de la libertad de
expresión sonora. Este ataque, lo he perpetrado siempre hacia las actitudes de
una enfermedad crónica como es el conformismo inconforme, hallado en ese vacío
que trae consigo y más en la actualidad, el intrusismo, otro fenómeno muy de
moda en los últimos años donde se juega a ejercer profesiones culturales como
las de músico, actor, pintor, escritor, cineasta, periodista especializado o
locutor de primer orden, siendo avalado por buenos recursos como refuerzo, pero
disponiendo del uso de la peor materia prima
El Rock Sinfónico Progresivo y sus ramificaciones en la actualidad
¿crees que han perdido toda su credibilidad y respeto debido a esta nueva ola
de críticos?
Si una composición musical en concreto excedía de más de tres o cinco
minutos de duración sobre un marco complejo y sin estructura vocal en la misma,
ya estaba condenada a no tener presencia
mediática hace más de cinco décadas. En aquellos tiempos, el negocio musical se
gestionaba en pequeños despachos donde imperaba en el ambiente un intenso olor
a sobaco de mandril del Zambeze, mezclado con el aroma de puros de un metro de
diámetro por tres de largo, generando en un espacio de siete metros cuadrados
un aroma vomitivo. Evidentemente, como en la mayoría de los negocios, el
responsable o fundador de un sello discográfico, si carecía de algo, era
precisamente de conocimientos musicales y gusto tan refinado como exquisito,
por lo tanto, el pestilente directivo se dejaba asesorar por el estúpido títere
que carente de criterio musical, podía atisbar
desde debajo del punto de unión de sus cejas un negocio basado en propuestas
musicales más absurdas que culturales, a las que con un poco de líquido de
caramelo sobre su textura, se les podía sacar el mejor de los partidos para que
las cifras fuesen rentables, asegurándose el consumo masivo de las mismas. Esta
estrategia sigue en vigencia porque es imperecedera, pero en tiempos actuales
aún es mucho peor, porque desgraciadamente todo producto asociado al arte sonoro
tiene cabida y presencia hasta en aire que respiramos, a pesar de la caída de
la venta de los formatos físicos como los cd´s y el vinilo.
Por aquellos mismos despachos, desfilaban otros aficionados a la
escritura y la fantasía de cemento, los cuales por el hecho de reseñar a las
bandas más representativas del Pop Art en los periódicos de mayor tirada y de
ver su propio nombre reflejado en la firma de la reseña, se autodenominaban
críticos musicales. La mayoría de ellos, eran estudiantes, o tenían otras
profesiones y ¿cómo no? muy poco gusto, conocimiento y criterio musical. Si
hablamos de licenciados en periodismo al uso y especializados en el musical
podían ser a lo sumo cuatro de mil. Y esto mismo es lo que sigue sucediendo en
la actualidad, la diferencia es evidente dado que ahora en vez de ser mil, son
millones de millones. Y ya no solo se atribuyen una profesión en la que no se
han formado y la que desconocen por completo, sino que son los creadores de un
amplio despliegue de etiquetas que han hecho la música contemporánea todo un
maremágnum de vertientes, corrientes y océanos infumables en su mayoría.
Afortunadamente se sigue haciendo muy buen Rock Progresivo Sinfónico,
R.I.O o Jazz, pero precisamente los productos que cuentan con más pureza y genuina crema de cacahuete siguen
sin tener presencia mediática a pequeña escala, y hay que pescarlos con caña en la red, para
investigar a esas bandas y posteriormente llegar a las mismas con la finalidad de apoyar
su obra y darles toda la cobertura posible en ese petit comité del criterio,
que por fortuna aun predomina en la actualidad en muy escasos roncones del
planeta.
Volviendo a Agony And Esctasy ¿Cuál
es tu intención con respecto al oyente cuando se enfrenta a un trabajo de Agony
and Ecstasy? ¿Qué quieres comunicarle al oyente?
Trato de llevarlo a la visión de mis conceptos a cerca de la impresión
que diversos conceptos me generan. En resumidas cuentas todo lo que citado con
anterioridad sumado a la intención de transmitir a su vez, lo que me conduce en
cada momento que escribo o me sumerjo en una composición a merced de impresiones
cotidianas tales como espacios, tiempos, personajes, paisajes y emociones
diversas que intento construir sobre
estructuras de agonías y estasis, con la finalidad de incomodar en la
mayor medida posible la obstrucción auditiva de ciertas especies encasilladas
en el mundo de los seres vivos.
Me explico, Code Walrus, otro de
tus proyectos que compartes a dúo con el guitarrista Chou Saavedra, es un
progresivo fresco, sin vergüenza y ecléctico que requiere mucha atención al
oyente. Pero Agony da una bofetada crítica, según mi punto de vista, a quien
prefiere que le den todo hecho en contraposición a aquellos que investigan en
cada nota y en cada recodo de tu música un referente contemporáneo de
inconformismo. Conocida esta parcela de tu trayectoria, ¿crees que tu música
está trazada para incomodar a la obesidad cerebral que reina hoy en día?
Así es. Ese es otro de los motores vitales de Agony & Ecstasy.
Mencionaba anteriormente que Agony procura ser fiel a ese terrorismo sonoro en
el que predominan escabrosos terrenos en los que el oyente no puede surcarlos
con comodidad. Agony es una continua búsqueda de horizontes imperfectos en el
perfecto sin sentido de un lenguaje que huye de cárceles creadas en simétricas
estructuras de igualdad desigual.
¿Crees que está todo inventado en el mundo de las músicas progresivas,
o el problema de los músicos es pecar de originalidad?
Se puede decir que el problema radica en la constante búsqueda de una
originalidad creativa que peca de excesos hallados en el laberinto de un
almacén demasiado repleto de trastos contemporáneos, cuyo origen ya ocupó el
lugar correspondiente en su momento.
Toda una filosofía musical lo tuyo, Luis. ¿Cómo surge el proceso
compositivo en el proyecto? Dada su elaboración y complejidad, supongo que es
una unión de ideas que vas amalgamando para conformar un todo. ¿Es así o es
menos complejo que el resultado final?
La composición no es un proceso estipulado a seguir dentro de una
método o norma concreta. Existen momentos en los que las ideas fluyen
constantemente y se van amarrando para que posteriormente sean atados todos los
cabos, y existen otros momentos en los que sigo una directriz en busca de la
propia motivación. Normalmente la filosofía es espontánea y visceral, y es en
lo que posteriormente se van desarrollando el resto de elementos de la
elaboración de un puzle irregular ligado a un mismo nexo por difícil que este
sea de asumir.
A pesar de que hay grandes colaboraciones en tu proyecto, ¿por qué
prefieres que Agony and Ecstasy sea el proyecto multiinstrumental de un solo
músico, es decir, por qué ese deseo en que todo esté controlado por ti? Casi
llegas a convertirlo en algo sagrado e intocable.
Entiendo que realmente doy una impresión dictatorial y narcisista
basada en un todo yo. Pero lo cierto es que este formato individual lo he
venido practicando en Agony & Ecstasy durante toda su singladura. Pero
lo que realmente necesita este proyecto son colaboradores sin ningún tipo de
prejuicio creativo, que aporten su visión musical a mis propias ideas. No soy
multi-instrumentista al uso, mis
conocimientos en instrumentos de cuerda o metales son limitados, y en mi propia
parcela, la percusión, no me considero ni soy alguien distinguido. No puedo
abarcarlo todo haciendo música, al igual que en la vida misma, es preferible ocupar
tu lugar en tu faceta, hay que darle huir de ese afán de dominarlo todo.
Me he formado como baterista y de hecho la práctica musical es un
continuo aprendizaje y con el tiempo te vas integrando con cautela en otros
instrumentos y más aún, conforme vas adquiriendo conocimientos musicales, pero
no me identifico como un hombre orquesta confeccionado en cualquier laboratorio
japonés o estadounidense, de cuna virtuosa avalada por el poderoso apoyo incondicional
respaldado por el un bolsillo ambicioso y dictatorial que lo apuesta todo porque su descendencia sea
una figura distinguida y destacada en el campo musical. Estoy muy lejos, muy
lejos de ser un Crack. Así que las colaboraciones de otros músicos son vitales,
al igual que sus propias ideas son bienvenidas para posteriormente trabajar y
evolucionar conjuntamente en ellas.
¿Cómo fue recibido el segundo álbum Pranks por la crítica sesuda y
cabezuda que pudo escuchar tu obra?
¡¡Muy pocos han tenido cojones a desgranar y a apoyar Pranks en su
difusión!! Y me alegra, porque eso un síntoma que me cerciora de que hice un
disco realmente extravagante no apto para cardiacos. Tan solo los incondicionales y nobles, y a la par escasos, muy escasos responsables de los medios de difusión especializados
se hicieron eco de un trabajo discográfico muy distinto a cuanto sale del horno
central de mis proyectos de color sepia.
¿Cómo surgió Pranks, esa serie de travesuras sonoras basadas en diez
canciones?
Pranks es una obra de campo en
su mayoría y de experimentos en estudio grabados tal cual iban surgiendo. El
resultado fue un producto quizá precipitado que hubiese podido dar más juego a una sustancia consistente. Es una obra
calificada por algunos como dotada de: ‘’placenteros escalofríos’’. Al igual en
la primera obra discográfica de Agony & Ecstasy; The Dementia Architecture,
me ocupé yo mismo de la grabación de todos los instrumentos, a excepción de un
solo de guitarra que aporto Chou Saavedra, a quien posteriormente le encomende
la producción del disco. En Pranks, me basé en casi su totalidad en diversas
grabaciones de campo, improvisaciones junto con la incursión de instrumentos de
percusión étnicos, o simples objetos de los que disponía a mi alrededor con el
fin de crear sonidos y efectos variados. Te hablo de muelles, llaves, cajas de
madera de diversas dimensiones, piedras, cucharas, tenedores, cafeteras,
sonidos ambiente reales humanos y animales… Es decir, valía absolutamente todo.
A esto, hay que sumarle la colaboración en la Gaita escocesa de Angus MaCould,
y de la vocalista africana Wyounna en la pieza derrumbamiento, quien interpreto
en clave de rumba un magistral conjuro Masai.
La elaboración de este disco estaba coincidiendo con la grabación de mi
álbum en solitario Now, el que publique en el año 2015 y que se distancia con
creces del concepto de todos los proyectos en los que milito. La cuestión es
que mientras grababa Now, comencé a escribir un tema basado en los mitos y leyendas
del castillo de Glamis en Escocia con la idea de hacer una obra conceptual a
cerca del mismo. Pero un buen día, todo dio un giro de 190 grados y mientras
iba transcurriendo la grabación de Now, comencé a crear de forma espontánea
Pranks hasta que en el año 2017 hice una selección de temas, y publiqué los
diez más frescos. En la canción que cierra el disco: Zoom, utilice un dialogo
de adolescentes norteamericanos que hablaban del aborto como un si de un delito
grave y el ritual más satánico se tratase, y a las dos semanas de lanzar el
disco, recibí un correo electrónico de una persona que había escuchado el álbum
en Bandcamp que en un tono déspota me
acusaba de haber hecho un plagio en toda regla en el tema Zoom por haber
incluido en el temas según su opinión un diálogo de algo tan serio, delicado y
practicado por mujeres insensibles y de
mala vida como el aborto. Así que respondí a este individuo a enviándolo a abortar…
Digamos que un paraíso de aroma repulsivo para la mayoría de seres vivos. El
diálogo de estos subnormales americanos, lo de un patético video de la red, y
eso no es un plagio al uso dado que ya estaba expuesto a modo global, eso, es
más bien ilustrar una canción reflejando que la estupidez humana no concluye
donde se decide decir basta.
Antes mencionabas el papel que han jugado los redactores y críticos, o
falsos críticos musicales de hace años, y
creo que tu opinión al respecto en lo que al panorama de actualidad se refiere
es la misma pero ¿No es verdad, que con la cantidad de medios que se dispone en
la actualidad, y esto es mi opinión personal, la gran mayoría está perdiendo la
profesionalidad y todo esto puede llegar a convertirse en alimento de gurús mal
informados?
La pregunta ideal sería ¿existen críticos musicales en la actualidad?
La fuente de redacción y posterior confección del periodismo musical
llevado a cabo aquí, allá y por doquier en los últimos años nace
mayoritariamente de Wikipedia y su amplio amalgama de contrastes
‘’descontrastados’’ hallados en la mayoría de Webs y Web-zines que habitan en
internet. Otros, apuestan por la búsqueda de información mediante biografías o
publicaciones de texto que en un elevado número han sido gestadas a bordo de la
indocumentación y así se gesta todo, en la búsqueda de contrastes sobre
laberintos en los que predomina el vértigo de la contradicción. Otro sector de
los nuevos Jordis Sierras i Fabras del siglo XXI, optan por recurrir a las páginas web de los
propios protagonistas musicales, un centro mucho más fiable cuando los propios
músicos reflejan su propia vida y obra en ellas. Aunque en ocasiones, ese
trabajo lo realizan los web masters a quienes se les da toda la información
exacta, la que por h o por b, acaban quebrando en la práctica de la
modificación y corrección de textos. Pero la enciclopedia y universidad del
periodismo musical actual sigue siendo la Wikipedia, ese es el denominador
común de un copia y pega, corre ve y dile y percusor del afán genérico de
difundir noticias, hechos, datos y citas que posiblemente hayan podido tener
lugar, pero en su mayoría no el tiempo exacto que revela este anzuelo diseñado
para peces que compiten por alimento rico en grasa en un estrecho acuario de
cristales opacos.
No vamos a hablar del papel que ocupa en la actualidad la prensa
musical en medios como la difunta radio especializada, dado que esta concluyo
hace pocos años con el fallecimiento del gran periodista musical especializado
en Jazz Juan Claudio Cifuentes, pero antes de la muerte de Cifu, a mediados
años 90, ya se habían extinguido todos los espacios que en la radio profesional
tuvieron cabida desde finales años setenta y primeros ochenta, que por
desgracia, fueron contados. Cierto es por otra parte que aún se mantienen
pequeñas entidades radiofónicas locales de antaño en las que perduran legendarios programas
especializados con más de treinta años de trayectoria brindando apoyo
incondicional a grupos de estilos determinados como el Rock, el género que quizá tenga mayor presencia en las pequeñas
ondas y la red, la cual está saturada de
webs, webzines, emisoras Online en las que salvo dos excepciones, colgar un
pequeño candil de llama débil es
prácticamente reto imposible.
Si buscas en otras plataformas es incalculable el número de podcast que
habitan en internet destinados su
almacenamiento en el aquelarres como Ivoox, donde a diario se almacenan
numerosos audios radiofónicos a la carta de un oyente desconcertado. Y en la
parcela musical que nos ocupa, la de las músicas progresivas, los podcast
hechos en este país, son escasos e incitan al suicidio de forma directa. Sus
absurdos contenidos diseñados por los nuevos Cristobales Colones del género carecen de contenidos de criterio, cuentan con
nulos conocimientos de la materia a los que hay que sumar la falta del concepto
de radio especializada, la falta del testimonio de los músicos de las bandas
que difunden participando con entrevistas y ese rigor informativo que brilla
por su ausencia. Y lo peor, es que quienes realizan esos espacios de ocho,
nueve o doce horas de duración también se auto definen como profesionales de la
difusión, a través de sus propias páginas web usadas por ellos mismos como
soporte y lanzadera de una lamentable trampa en la que cae la unanimidad del
tedio.
No usurpo ni me adentro en Ivoox, en su momento, cuando veía que un
podcast contaba con más cien escuchas, tenía claro que ese audio no podía tener
el mínimo interés para mí. Por lo tanto lo mejor es huir y no perder el tiempo prestando
atención a espacios que se encasillan
dentro de un estilo musical especializado, en este caso el Rock Progresivo, y
en esos mismos programas sin ton ni son, escuchar desde un viejo tema de Manowar a lo añejo o
actual de Flower Kings alegando que son la esencia y la base del progresivo
clásico sueco, o que Imán, Guadalquivir o Triana lo son del español y tras escuchar a unos
infumables Clepsydra o Dracma, volver a tener contacto auditivo con lo nuevo
Kiss, Tierra Santa, Marea o Anthrax. ¿Es esto un espacio
especializado en Prog Rock? Estos audios, estos podcast están creados por
‘’soplapollas de ayer y de hoy’’, de procedencia subterránea y vírica cuya sede
está asentada en el epicentro del ‘’nadismo’’,
aunque es admirable su atrevimiento a la
hora de publicar libros biográficos o de ciencia putrefacción, de crear música y publicar discos o de volar sin motor sobre un estrecho cielo
pentagonal. La intrusión a la que tanto hacemos hincapié es una de las
metástasis más letales de la nueva era.
Todas estas personas que ejercen otras profesiones que les dan el pan y
sustento de cada día son pequeñas sectas
que no contribuyen en ningún aspecto a que las nuevas o veteranas generaciones
puedan adentrarse en las músicas progresivas con una base sólida y de
credibilidad, ni apoyan a las bandas más necesitadas, ni se esfuerzan en
descubrir a otros grandes representantes del genero tanto pretéritos como
presentes. Ha habido un antes a King
Crimson, Yes, Cream, Costa Blanca o Iceberg. Aunque el hecho de que saber
discernir entre hobbie y profesión no nos hace más hombres, considero que la
humildad debe de ser una fuente de minerales obligados a su consumo, porque en
este un país etílico, la resaca hay que combatirla bebiendo humildad, para que
esta sea más leal que llevadera. Creo que si uno es carpintero o pastelero, no
es ningún motivo de deshonra, al revés, al menos ejerces un oficio y tienes un
puesto de trabajo que dignamente te puede permitir tener hobbies como el
consumo de arte y hasta poder difundir el mismo como aficionado, cosa que es
admirable y respetable, pero tu oficio es el que te da de comer, no con el que
matas tu tiempo libre e inclusive te lucras con el mismo con el cuento de la
profesionalidad.
Quienes no han tocado un instrumento en su vida, no se han formado en periodismo o han hecho radio
durante una larga etapa a modo de hobbie como músico, y tienen la fortuna de trabajar en lo que sea
para sobrevivir no deberían de ir por ahí alardeando de lo desconocen, siendo
lo que no son, y adjudicándose el mérito de predicadores de un movimientos
musicales con largas décadas de vigencia, en afán de ser los descubridores y predicadores
del mismo. A esto súmale la osadía y el
atrevimiento de ofrecer cursos de radio, técnico de sonido y gestión y
realización de podcast. Lo primero que deberían de tener en cuenta es que la
radio al uso es un servicio público que requiere formación profesional entre
otras muchas cosas, y que la radio
fórmula es una simple partida de parchís diseñada para el mayor postor, o lo
que es igual, si no es radio fórmula especializada, reitero, especializada, es
un sedante sin fundamento y otro factor de riesgo para el agravamiento de la
obesidad mental.
Me ha hecho mucha gracia en la vida el autodidactita, el artista con
nociones y demás pantomimas. Uno puede nacer con nociones y desarrollarlas,
pero para avanzar y formarse, hay que acompañarse de un instructor y
posteriormente adentrase en el respectivo campo formativo. Y se por desgracia
no todos los que se han formado ejercen la profesión, y muchos de los que la
ejercen, la compaginan con otros trabajos para sobrevivir. Pero al menos, de
una forma y otra, no van por la vida delirando sobre el aire. La gestión
cultural de este país fue, es y será así, y ya es bastante desgracia. Pero
parece ser que ahora, todos, absolutamente todos somos grandes e ilustres
profesionales de lo que no realmente no podemos ser. Unos por ineptos y otros
porque no han nacido en un lugar agradecido que reniega del arte, siendo este
como otro oficio más, digno, limpio y que no está exento de sacrificio,
formación y disciplina que requieren
como toda profesión.
También es muy cierto que lo que ha empezado siendo un hobbie para
muchos, se ha convertido en una ‘’profesión’’ de la que algunos viven en la
actualidad, y bravo por quienes lo han conseguido. Pero permite que me reitere
una vez más. No olvidemos que actualmente vivimos en la era en la que quienes
inclusive se han formado y ejercen su profesión, si carecen de algo, es de
cultura, criterio y otros valores muy importantes. El paleto, el cafre de toda
la vida el Paco Martínez Soria es en la actualidad desde un prestigioso abogado
a un nuevo Luis Del Olmo o todo un Paco De Lucía mientras que el viejo sabio e
intachable maestro y gran profesional del arte, se ha convertido en un caduco
despojo. No solo el arte se ve reflejado en este aspecto.
Por otro lado, yo sé
que disfrutas mucho ya no solo de tocar a nivel personal de un amplio espectro musical
que va desde el sinfónico al progresivo, pasando por el RIO, el jazz rock o la
música de vanguardia, y eres un gran devorador y consumidor de estos géneros
junto con la literatura y el cine, pero ¿Qué tienen estas músicas y géneros que no
tengan otros? ¿Dentro de la música de actualidad y la constante sucesión de
corrientes y subgéneros, hay algún artista que te llame la atención?
Creo que ambos, tú y yo hemos crecido con música, al igual que otros cientos
de miles. En mi caso en concreto, consumía los discos y cassettes que mi
hermano mayor compraba por doquier. Fui uno de esos niños que en la recta final de los años setenta y
primeros ochenta, tuvo la suerte de ver como entraba música principalmente Rock
a casa. A este hecho, contribuía en gran medida las endiabladas triquiñuelas de
las fórmulas radiofónicas de la época,
las cuales poblaban la FM a merced de la puja por las tendencias más
convencionales de la música. Los de nuestra generación crecimos creyendo en la
radiodifusión de grupos como Supertramp,
Yes, Genesis, AC/DC, Deep Purple, Led Zeppelin, Kansas o Queen entre otros que seguían en vigor, junto con nuevos valores nacionales como Asfalto, Ñu,
Baron Rojo, Alameda, Imán, Cai, Borne o Leño, los cuales no nos desagradaban lo
más mínimo. Y así han ido pasando los años, en los que del rock, el pop, el
folk, el metal y la música clásica y en general tanto en lo que lo que a viejos clásicos del Pop Art como a los
contemporáneos respecta me han ido
llevando a declinarme hacia los sonidos
menos convencionales de la materia, los menos mimados y los siempre excluidos
de su meritoria presencia mediática. Y es que, hasta que aceptas que la músico
es puro negocio transcurre un periodo determinado de tiempo denominado madurez
en el que casi todo lo que escuchas te entra
por los oídos a la par que el cerebro va procesando y cribando cuantos sonidos
acumulas, ayudándote a encontrar tu propia identidad musical, sugiriéndote
incluso probar de forma paulatina otras propuestas sonoras que satisfagan aún
más si cabe tus inquietudes. Y así, es como acabas desembocando en el tiempo en
un gusto que no es ni mejor ni peor que el de los demás, o el de los mismos
afines, dado que cada cual ha de tener sus propias preferencias y el consumo cultural
es algo que va en absoluta función de tu propia identidad personal.
Creo que me identifico con las músicas progresivas y avanzadas porque desde el día en el que vine al mundo,
fui más fantasioso que Rick Wakeman, más investigador que Colombo, más
observador que cualquier telescopio de la NASA inclusive, y más inquieto que el
trasero de Tina Turner, y tras haber escuchado rock, pop, Jazz o folk
desde temprana edad, termine declinándome por las músicas basadas en contenidos
de elaboración creativa con predominio del tecnicismo y las formas académicas
en la interpretación, pero creado desde la humildad y basado en el mundo
temático o la libertad de expresión en estado puro. La música que emerge desde
la frescura y posteriormente se curte con paciencia, disciplina y pleitesía al
arte, me ha seducido más que otras propuestas basadas en la fórmula de aroma
añejo centradas en la búsqueda del
acierto, a pesar de que proceden del centro del corazón. Pero no pretendo decir
con esto que otras tendencias o estilos no hayan gozado de meritoria salud y tengan carencia de interés,
pero si para todo tipo de senos existen variadas medidas de sujetadores, para
gustos lo propio con los colores.
Actualmente se sigue haciendo muy buena música en general, se publican
discos que no tienen el menor desperdicio pero eso sí, con cuenta gotas. No
obstante, buscando, investigando se encuentran verdaderas obras de arte
perpetradas por músicos de un nivel sobresaliente que merecen apoyo,
remuneración y lo más importante, reconocimiento a una profesión no a un
sacrificado oficio encasillado en el campo de los pasatiempos en la tribu de los perro flautas. Me han sorprendido gratamente bandas como Gambarella
o proyectos como Fern The Fact entre otros a nivel nacional. Son productos muy
interesantes. En lo que al panorama internacional concierne me siento
especialmente atraído por nuevas propuestas de Jazz cosechado en Europa y
puntuales grupos actuales de Prog Rock y Avant Garde. Sostengo que la música en general se ha
convertido en un campo de concentración de intrusos y de estrellas de
competición de diseño esquizoide bajo la finalidad de explorar límites de
velocidades, tecnicismos y ejecuciones en general de puro exhibicionismo
carente de creatividad y musicalidad. Es
digamos, ese más de lo mismo dentro de un mecanismo engrasado por los neo
ineptos del culto al ego con el afán de presencia virtual en busca del reconocimiento inocente.
¿Cambiará esto algún día y el músico disciplinado será reconocido como
profesional, y el intruso, amateur, o experto mediocre dejara de ocupar la
vacante equivoca? Desgraciadamente por ahora no y en ese mañana que con la edad
se atisba desde las tinieblas, se puede tener un mínimo de fe en ese fenómeno
basado en el espacio cíclico en el que
no solo creen los hijos del derrotismo y la certeza de la exactitud.
En tu estudio de grabación cuando te solicitan para grabar baterías
para estilos contemporáneos y comerciales ¿Cómo te sientes ejecutando? ¿Te has
encontrado con grabaciones a las que podíamos denominar insufribles? Inclusive,
los grupos que graban en tu estudio ¿En su mayoría que propuestas musicales
suelen registrar con más asiduidad? ¿Quizá te sientas más libre expresando en
la música que destinas a audiovisuales?
Cuando te enfrentas a grabaciones de todo tipo, tienes que estar
preparado para asumir desde la más exigente y excitante hasta la más aberrante
sin que la desmotivación te aplaste. Siempre tienes la ventaja de que tanto en
las unas como en las otras aportas tu pequeño grano de arena, pero a fin de
cuentas tocar un instrumento ya crear música no entiende de ceñirse a un estilo
determinado, y lo excitante y aberrante se convierten un deber que hay que
llevar a cabo de la mejor manera posible. Concibo la música como arte y el arte es pasión.
Respecto a los grupos que graban conmigo proceden del rock en su
mayoría y de otras propuestas totalmente desvinculadas. No es un estudio
orientado a un género determinado, pero lo que más se ha registrado en el mismo
ha sido rock de todo tipo.
Y cuando realizo música para audiovisuales me siento como pez en el
agua, y en gran parte es debido a que estoy por fortuna arropado por un número
de grandísimos músicos.
Antes hemos hablado de intromisión profesional, de publicaciones
biográficas y demás experimentos de texto sin criterio. En tu caso ¿Nunca te
has propuesto publicar una biografía, o un libro de batería y percusión?
No soy amigo de las obras biográficas y más teniendo en cuenta de que
vivimos en la era del exceso y sobre exceso informativo y donde la carencia de
criterio y de datos de relevancia y anécdotas de interés no tienen presencia.
Pero no, no comulgo con narrar la vida y obra de un artista determinado. Creo
que en mi colección literaria las biografías escasean y son muy puntuales. En
la discografía de tus bandas predilectas ya tienes todo cuanto necesitas saber
de ellos, lo que forme parte del contexto personal de esas bandas, ya es algo
que va en función del morbo de cada uno, pero no ha de ser sabiduría
estrictamente necesaria para alimentar precisamente algo, que poco tiene que
ver con la cultura. Creo que con saber datos y fechas exactos de cuándo y dónde
han sido hechas esas grabaciones y por donde han transcurrido sus consecuentes
giras, es biblia más que suficiente. Lo que los miembros de tus grupos
predilectos hagan o dejen de hacer con sus vidas, sus creencias, manías,
glorias penumbras… Y demás, forma parte de su derecho a vivir libremente quedando exento al menos de mi propio
interés. Al fin y al cabo no dejan de ser mitos y leyendas que contribuyen
desgraciadamente a dar la imagen más equivoca sobre las sobresalientes alas de
la opinión pública.
¿Escribir un libro de batería y percusión? Yo desde luego que no soy el
más indicado ni por asomo para esa tarea. No forma parte de mis inquietudes
porque no soy ni mucho menos un Kiko
Guerrero, Jordi Colomer, Salvador Niebla, José Antonio Pereira, Xavi Reija, Luis
García, Pedro Barceló, ni Barriemore Barlow o David Kerman. Ese es un terreno que debe de seguir siendo
labrado por algunos de estos bateristas que acabo de citar que son grandes
maestros y que parte de ellos, o casi todos en la actualidad, lamentablemente sobreviven
como pueden en este oficio del que durante las últimas décadas, otros
impresentables titulados en la escuela del arte de digerir payasos, se han
encargado de convertir esta profesión en hobbie.
¿Y no te has planteado escribir un libro basado en experiencias
profesionales, y las anécdotas que has ido acumulando a lo largo de tu vida en
referencia a cuantas personas bizarras has conocido en el mundo de la música?
¿O inclusive, un enfoque literario equivalente a Agony And Ecstasy a través del
papel?
Enfocándolo de ese modo creo que material para una obra de ese concepto
tengo más que suficiente y daría para una buena serie de obras sucesivas. No es
algo que descarte en un futuro no muy lejano.
¿Algún personaje de peso que te haya servido como nutriente en tu
trayectoria profesional, o para crear música conceptual a modo irónico?
No creo que todos los dedos de la humanidad, sean suficientes para
contarlos. Pero creo que todos, absolutamente todos, somos personajes con
nuestro ‘’algo’’, del que ningún ser humano a lo largo de la historia ha
estado, está y estará libre.
Acabamos prácticamente de salir del fenómeno de la Navidad, una época
en la que los músicos y los que poseéis voces radiofónicas potentes, soléis
tener bastante trabajo en las campañas navideñas, pero es el tercer año
consecutivo que rechazas ofertas, algunas de ellas muy interesantes y te
desvinculas de formar parte de las campañas navideñas. Creo que entiendo el por
qué lo haces, pero ¿Te importaría explicar el por qué?
Por razones obvias la Navidad ha perdido mucho peso, aunque sean esas
fechas del año en las que la sociedad está condenada estratégicamente al
consumo. Es un holocausto que puede despertar cierto interés en niños a quienes
sus padres les inculcan los quince días más repulsivos del año. La educación es
libre e incuestionable. Pero no es momento para ceremonias navideñas al menos
en este país, y si me niego a contribuir a las campañas de Navidad, es porque
vivo y siento lo que hago, y para mí, no es agradable colorear de música o
ponerle voz a la imposición consumista, cuando el hambre siega vidas de niños y
adultos, inclusive en mi país donde la pobreza está azotando muy duro, o cuando
nuestros ancianos sufren las constantes hecatombes y criminales reformas y leyes en los que son
sometidos a vivir en la más absoluta miseria tras haber dedicado toda una vida
al esfuerzo y el sacrificio por la supervivencia. No contribuyo a que en
hospitales y fuera de ellos la suerte se olvide del derecho a la vida viajando
a bordo de enfermedades que ya deberían de estar exterminadas. No contribuyo a
la oscuridad que sufren los hijos de la injusticia, mientras que en la
actualidad, la luz navideña ciega desde la calle menos transitada de la mayor
urbe del mundo, a la aldea más remota del concejo menos poblado.
Y no hago esto por atribuirme honradez y el derecho a merecer una
medalla de distinción. Lo hago por dolor, sensatez y porque la mejor
remuneración que puedo obtener, es la sonrisa de todas esas personas, que por
desgracia no son pocas, que agradecen a la propia vida que la misma les conceda
un día más de luz natural, sin pedir nada a cambio, sin quejarse a pesar de
tener motivos de peso extremo para hacerlo,
y que en sus rostros muestran la mejor de sus sonrisas ante la
adversidad que trae consigo la impertinente injusticia.
Yo también fui niño en su día, y soñé con la llegada de papa Noel y los
tres traficantes de oriente, pero los niños de hoy, por desgracia, están
encarcelados en tecnologías que han sepultado juguetes, parques y juegos de
antaño. Y lo peor para un niño, es que carezca de infancia natural y del mejor
de los juguetes, que en mi opinión no es otro más que la propia imaginación.
Reitero una vez más, que actualmente, se tiene de todo, que la sociedad ha
llegado a su propia obesidad mental por el mero hecho de que teniéndolo todo,
es más pobre y miserable que nunca.
Anteriormente exponías tu impresión acerca de los nuevos críticos y
líderes del nuevo gurú musical. Hay que tener en cuenta, que durante años has
compaginado tu actividad musical con tu andadura en la radio profesional, en
defensa de espacios musicales vinculados precisamente al campo que nos compete.
Has desfilado por Onda Cero o la SER
entre otras muchas presentando y dirigiendo programas de gran contenido musical
en base al Jazz, el Prog Rock y la música experimental. Aquello sucedió en un
tiempo en el que un músico con formación y un periodista titulado que
posteriormente se especializo en su pasión, la música, formó parte desde muy temprana edad de un colectivo de
grandes figuras de la prensa y radio musical de los 80 y 90 y a día de hoy,
ninguno estáis ya en activo. La mayoría por edad y en tu caso me gustaría saber
si te has planteado volver a la radio profesional en defensa de tu pasión.
¿Cabe esa posibilidad o inclusive de que le des un hueco al buen hacer
comunicativo e informativo con el correspondiente criterio que necesita la red?
Afortunadamente para mí, puedo adelantar que muy pronto regresare a la
FM con Dimensiones Imaginarias Las Otras Músicas en defensa de las músicas
progresivas, experimentales, minimales, y del Jazz. A pesar de que los tiempos de
la fórmula espaceliada y en general han rotado notoriamente hacia una deriva
putrefacta, al terrorismo sonoro no le sobra ocupar un espacio de ataque en
sinónimo de defensa de sus valores.
Y para terminar, ¿cuáles son los planes futuros? ¿Cómo está
evolucionando la grabación del nuevo trabajo de Agony and Ecstasy, y quienes
están colaborando en él? Yo sé que algo va a aparecer y que va a remover muchos
oídos musicales.
Estoy trabajando en el próximo disco de Agony And Ecstasy para el que
me estoy rodeando de otros grandes músicos, que están contribuyendo a llevar a
cabo un trabajo cuyo caudal transcurrirá por un R.I.O de agua potable en la
constante lucha por dar con el antídoto adecuado para frenar la obesidad
mental. Aunque sobradamente sabemos que hasta que el cerebro no explote, o
sufra un derrame letal, no hay solución posible. Pero la nueva propuesta
discográfica está prácticamente compuesta, y grabada en parte. Aún queda
trabajo por hacer, pero al menos, en este nuevo disco, ocuparé humildemente el
papel que me corresponde en el mismo, que no es otro más que estar tras la
batería, la composición, la observación, la nostalgia, el respeto, el seguir
riéndome de mí mismo y después de un inocente resto amorfo, al que pretendo desagradar una
vez más con el mismo ataque, ese ataque que no entiende de defensa, tensión o
la búsqueda y captura de un protagonismo excéntrico, intruso, populista,
socialista, centralista, ambidiestro… O la madre que me pario.
Para este nuevo trabajo he contado con músicos de la talla del
baterista Antonio Sanchez (Pat Metheny, Migration, Bad Hombre), Bill Noland,
Madeleine Noland procedentes de la banda norteamericana Eccentric Orbit o David
Abad Segovia entre otros junto con Mayka Larralde y otras gentes de no sé
exactamente dónde, pero que han sido registradas en mis fieles compañeras de
aventuras campestres y urbanas, ¡¡me refiero a mis grabadoras de mano!! El
campo y la urbe tienen que seguir teniendo presencia en mis obras.
¿Algo más que añadir
a mis lectores y seguidores?
Tan solo agradecerles al igual que a ti la paciencia, el interés y el
hecho de haberle prestado atención a esta agradable entrevista que me has
brindado.
Solo me queda agradecer tu atención, y desearte lo mejor en todos tus
proyectos mientras me mantengo expectante de lo que albergará ese nuevo trabajo
discográfico de Agony And Ecstasy. Gracias amigo y recibe un cálido abrazo,
Gracias a ti por manifestar tu interés y seguir mi obra, y aprovecho
para felicitarte por la labor que desempeñas en la difusión de las músicas
arriesgadas y menos populistas.