jueves, octubre 02, 2025

GIRON: WANDERING IN THE DESERT (2025)

Desde los primeros sonidos de “Here comes the storm” uno siente que va a emprender una travesía. Y eso, justamente, es lo que Tomás Fernández Girón propone: un descenso de su nave por dunas sonoras, paisajes minerales bajo cielos inmensos, con un pie firme en la vieja escuela de Berlín de los 70 y otro en un ambient contemporáneo lleno de audacia. No es un álbum de sonidos melancólicos en el sentido empalagoso, sino de atmósferas que respiran, en un punto intermedio entre la contemplación y el abandono espiritual, que abrazan suave y luego se dilatan hasta tomar cuerpo en un ejercicio de contención y expansión al mismo tiempo.

La magia de esta obra está en los contrastes: “Walking between dunes”, acumulativo y envolvente con sus más de ocho minutos, nos mece con texturas flotantes y murmullos sintéticos, mientras que “Wind also rusts”, sí, apenas 2 minutos, recuerda que el silencio también puede oxidarse con belleza. “With our pilot” es un momento de vuelo tranquilo pero firme, y “Trip to the market” sorprende por su duración generosa, más de 12 minutos, que no se siente excesivamente prolongada porque Giron sabe cuándo retroceder, cuándo dejar respirar el sonido, cuándo entrar con una nota etérea que atraviesa todo. “The old rusty temple” cierra con reverencia y pequeñas fisuras: no pretende darte respuestas, sino hacerte sentir que aún hay santuarios enigmáticos por descubrir.

Este disco no caerá (por fortuna) en esa trampa de «música de fondo para meditar». Sí, puede servir para eso, pero su ambición va más allá: hay voluntad de contar algo, aunque abstracto, de dejar heridas pequeñas, remolinos interiores. Y en cada pasaje se advierte un cuidadoso dominio del equipo: los sintetizadores analógicos, el Eurorack, las secuencias, los ecos... Esos detalles técnicos no son exhibicionismo; son pinceles con los que se dibuja un paisaje que transmite la cohesión del relato.

Al cerrarse Wandering in the Desert, me quedo con la certeza de que Giron ha conseguido un disco honesto y profundo. No es perfecto, ¿qué disco lo es?, pero tiene corazón, perspectiva y un sentido del riesgo discreto. Lo que logra Giron, con paciencia casi ritual, es inducirnos en un trance sonoro donde los detalles se perciben como necesarios. Si este álbum sirve para que tomemos el sendero (aunque imaginario) del desierto con los oídos atentos y la piel sensible y nos suspenda en el tiempo, entonces ha cumplido su cometido. En mi opinión, nos enfrentamos a una joya (modesta pero feroz) que invita a regresar, a escuchar despacio, a perderse con un deje de esperanza dentro de un viaje sonoro que no se olvida fácilmente.

Escúchalo y cómpralo aquí.

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