COLIN TENCH PROJECT:
HAIR IN A G-STRING (UNFINISHED BUT SWEET) (2016, WATERS RECORDS)
- Hair in a G String (The Opening) Part 1 (6:25)
- Can't See It Any Other Way (4.36)
- Hair in a G String (The Hairy Part) Part 2 (6.04)
- The Mad Yeti (2:54)
- The Sad Brazilian (7:20)
- And So, Today (4:12)
- Hair in a G string (I'm Going Down) Part 3 (10.09)
- Lisa Waltzes Back In With No G-String (3:53)
- Lisa's Entrance Unplugged (3:09)
- Something Old, Something New, Something Borrowed, Something Screwed (7:32)
- La Palo Desperado (5:54)
- A Beautiful Feeling: (5:58)
- Dnieper Summer Day (1:38)
- Part 4b (7:56)
- Part 4b Redux (0:23)
Músicos:
Colin Tench: guitarras eléctricas
y acústicas, piano, sintetizador, programación de baería, percusión, voz,
arreglos y producción
Colaboradores:
Peter Jones: voz (1,6,7,14), clarinete
(6), saxofón (1), piano y voz teatral (15)
Phil Naro: voz (2,3,12,14)
David Knokey: guitarra rítmica (13)
Steve Gresswell: teclados
(1,3,7), piano, orquestación y percusión (1)
Marco Chiappini: piano (2), teclados
(10)
Stef Flaming: teclados (3), bajo
(13), percusión (1)
Pasi Koivu: sintetizadores y órgano
(8)
Kelly Brown: teclados (12)
Ian Beabout: flauta (9)
Petri Lindström: bajo (1,3,5-8,12,14)
Gary Derrick: bajo (2,10)
Stephen Speelman: bajo (3)
Angelo Hulshout: bajo sin trastes
(7,14)
Victor Tassone: batería (2,10), percusión
(10,12)
Oliver Rusing: batería (3,7), percusión
(3)
Jay Theodore McGurrin: batería (6,14)
Robert Wolff: batería (8)
Gary Hodges: batería (12)
Sean Filkin: pandereta (8)
Gordon "Gordo" Bennett:
orquestación (cuerdas, metales, vientos y bajos) (5-8,14), triángulo (14), arreglos
y orquestación de orquesta (16)
Tina Sibley: violín (12)
Kirsten Weingartner: violín (12)
Ned Horner: violín (12)
Aleksis Zarins: violín (12)
Colin Tench, ese artesano del
rock progresivo que tiene la suficiente entereza como para aderezarlo de
sonidos lejanos al género, publica un esforzado y elaborado trabajo bautizado
desde el principio como un álbum de música progresiva. Y no es del todo falso,
aunque tampoco cierto.
Verdad es que la estructura se
nos presenta como un concepto de música elaborada, al que no le faltan, ni le
sobran, tales fundamentos progresivos que de esa manera tan particular domina
el músico británico residente en un mundo de vikingos; pero verdad es también que,
a pesar de estar estructurado como un álbum conceptual, el elemento anímico e íntimo
de Colin se ha colado a tumba abierta por un disco rico de matices que se
sumergen, con ese sonido retro que sólo parece dominar Colin, en un producto
final que no sólo rinde homenaje a Pink Floyd o Genesis, sino también a Beatles
o ELO, y en gran medida Santana, por citar algunos de los referentes que
alimentan el alma musical de Tench.
Y es que el exquisito conjunto de
música progresiva de este incompleto pero
dulce Hair in a G-String (nótese
la ironía referida a Bach), se alimenta, a modo de interludios, de
composiciones tan personales como la maestría de su compositor. En este disco,
repito, podemos asistir a un escenario repleto de una imaginería de música
elaborada, reminiscente de su otro proyecto personal, Corvus Stone, pero también
nos podemos situar ante el alma desnuda del artista repleta de referencias a
los clásicos, a las sintonías televisivas, a los Beatles, a los sonidos chicanos, a los movimientos
orquestales, a lo íntimo de su vida y de su experiencia personal, en
definitiva. Un padre y su hijo, ni más ni menos.
Un ejercicio excelente de Música,
con mayúsculas, que arropa al oyente de principio a fin y que no tiene nada que
ver con el citado proyecto, en formato de grupo, que supone Corvus Stone. Estamos
ante el culmen compositivo de un menestral cuyo oficio es la imaginación y la
melodía. Estamos ante la revelación personal de un músico que vive por y
para la música y al que no le importa, en absoluto, desnudarse metafóricamente
ante un oyente que apreciará el enorme esfuerzo de un trabajo nacido desde el
corazón. Un trabajo cuidado con mucho esmero y ejecutado, al margen del enorme
elenco de músicos cuyo talento se desparrama en este gran disco, con la
delicadeza, la profesionalidad y energía de quien sabe lo que quiere.
Estamos asistiendo, de manera
dosificada, pero firme, a la consolidación de uno de los pilares musicales, y
progresivos, del siglo XXI. Colin Tench es ese puntal amable y eficaz de un género
que llama a gritos a una regeneración a la que no le falten detalles y esencias
que la enriquezcan de una vez por todas. Colin Tench en los setenta sería hoy
en día un músico consagrado, pero lo mejor de todo es que podemos ser testigos
de esa confirmación en estos tiempos peligrosos para un género progresivo que,
cada vez más, se muestra carente de emoción, técnica y sentimiento.
Desde lo oscuro de la
autoproducción y lo underground surge una luz cada vez más potente que anuncia,
como este Hair in a G-String, un nuevo futuro lleno de esperanza, un horizonte de sucesos que nos arrastrará hacia la condición primitiva y verdadera del género progresivo. Colin Tench
es uno de esos abanderados. La razón es simple: es un músico con alma.
[*Hazte con una copia aquí.]
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