Una nueva velada sucedió en el
cine Maravillas de la capital turolense. Un nuevo hermanamiento de músicos,
medios y seguidores con el objetivo de seguir apoyando al género progresivo que
se practica en nuestro país. Y en ese empeño recibí la enorme satisfacción de
estar fielmente arropado por una de las asociaciones, que nunca han querido
mostrar su rostro hasta la fecha, que más honesta y poderosamente respaldan al
verdadero progresivo, estoy hablando de Kiss that Prog, un nuevo, para algunos no iniciados, y auténtico respaldo
a la música hecha de verdad. Bienvenidos.
Como bienvenido es el hecho de
que Sonicarte, contra viento y marea en estos procelosos océanos en los que hay
que dirigir el navío a buen puerto, se empeñe, una y otra vez, en mostrar sus
propuestas personales y ondear la bandera del género con orgullo y honradez.
Este nuevo festival de Sonicarte,
el cuarto ya, contaba con la exposición musical de dos propuestas bien
distintas y de ámbitos geográficos también bien distintos, y lejanos. Por una
parte actuaron los jerezanos El Tubo Elástico, presentando su homónimo del año
pasado, y por otro, AppleSmell Colour, que hacía lo propio con su Unscrupulousness, su debut del año
pasado también. Dos grupos noveles como tales, ambos nacidos en 2012, pero con
una gran experiencia particular de algunos de sus miembros en las tablas de los
escenarios nacionales.
El Tubo Elástico se encargó de
abrir la noche con su estilo aderezado de detalles andaluces en un concierto
que fue de menos a más. Un poco distantes al principio, ni ellos mismos, como me
comentó Alfonso, su enorme bajista y mejor persona, posteriormente, estuvieron
a gusto con un sonido que no les llegaba a satisfacer en ninguna de las fases
de su actuación. Poco a poco desgranaron esos temas llenos de trances hipnóticos,
extensos y meditativos, creando ambientes cercanos a un krautrock de escuela berlinesa hecho con la mínima aportación de
teclados, que la gente se empeña en definir como post rock y que a mí, particularmente, ni me gusta ni me convence
como término. El concierto proseguía una rutina que iba, como he dicho antes,
creciendo conforme el grupo mostraba más convencimiento de su música y alcanzó
el clímax, que dio de lleno todos y cada uno de los que allí nos congregamos,
con el homenaje, tal y como ellos ofrecieron, al maestro Marcos Mantero,
interpretando una respetuosa, extensa y virtuosa versión del tema "La
marcha [elástica] de los enanitos", con un guiño a Camel en algún riff de la guitarra, del segundo álbum
de Imán, Califato Independiente, Camino
del Águila. Con el público en el bolsillo, este solvente y efectivo, y cálido,
grupo jerezano terminaba el concierto con el último tema de su álbum propio,
dejando un sabor de boca agradable y con ganas de ese segundo trabajo que la
banda quiere comenzar en la primavera con más arreglos y más producción.
El segundo plato del menú fueron
los tarraconenses AppleSmell Colour, una colorida agrupación, sorprendente en su
puesta en escena, que aporta un tratamiento progresivo a la música,
teatralizada a veces y cuidada al máximo, para dar un resultado con querencias clásicas
sorprendentes de alto nivel: Pink Floyd encuentra a King Crimson y se van al
Mediterráneo. El grupo, que también se quejó de problemas técnicos, sacó
adelante un gran concierto en el que, evidentemente, reprodujeron temas de su
primer y único álbum con gran solvencia, soltura y más profesionalidad, vistiendo
a los temas con un directo de buen sonido y gran ejecución que la banda iba
exponiendo bien dinámica bien íntimamente, disfrazando
a AppleSmell Colour de grupo rock, Big Band o jazz, dependiendo de los momentos que recorrían musicalmente los de
Tarragona. Fue un recital que se hizo corto, dada la calidad interpretativa y buen
hacer de un grupo que, parece ser desgraciadamente, no continuará en la escena,
por lo menos tal y como lo conocemos en la actualidad. Uri Mas, su líder e
imagen, despidió la noche con dos versiones, una de Pink Floyd y otra de
Porcupine Tree, dando final a su penúltima actuación como banda.
Y así, con la despedida final de
ambos grupos, incluidas las voces de Les Fourchettes, las tablas originales de
ese Maravillas septuagenario quedaron en silencio esperando al próximo festival
Sonicarte que será anunciado ya para los próximos meses.
Gracias a Sonicarte y a todos
aquellos que me acompañaron en este nuevo viaje en apoyo al auténtico
progresivo que no será pasto de los ocultos manejos de aquellos vende humos que lo
consideran, equivocadamente, propiedad particular. Larga vida a Sonicarte y al
rock progresivo español.
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