martes, octubre 18, 2011

ROCKET SCIENTISTS: BRUTAL ARCHITECTURE


ROCKET SCIENTISTS: BRUTAL ARCHITECTURE (1995, KINESIS)

1. Dark Water (Part One) (4:11)
2. Wake Me Up (5:43)
3. Copernicus (2:52)
4. Brutal Architecture (6:19)
5. Nether (4:03)
6. Dark Water Part Two (1:38)
7. The Fall Of Icarus (6:30)
8. Resolution (7:30)
9. Rainy Days And Pastel Grays (7:13)
10. Millennium 3 (7:15)
11. Mariner (11:29)

Tommy Amato: batería, piano.

Mark McCrite: guitarras, voz principal.

Erik Norlander: teclados, voz.

Don Schiff: stick.


5/5

He aquí un cuarteto puramente sinfónico con una experiencia en los escenarios norteamericanos envidiable. Norlander, líder del grupo, es un enamorado de la literatura de ciencia ficción y escritores como Heinlein, Moorcok o Asimov, han afectado a su estilo líroc desde su comienzo. Erik, que también utiliza un auténtico melotrón, es un excelente productor de bandas sonoras para el cine y televisión y ha trabajado incluso con Keith Emerson. Mark McCrite ama el rock sureño de los setenta y a los Beatles y su inspiración progresiva le proviene, según él mismo afirma, de Porcupine Tree, King Crimson, Crowded House, Kevin Gilbert y Fish. Amato, el batería, empezó a baquetear a la edad de quince años en bandas locales de Cleveland, Ohio, llegando a tocar en Savoy Brown o Warrant. A pesar de su avanzada técnia polirrítmica, él atribuye su estilo a su mano izquierda heavy y a su experiencia. Don Schiff ha escrito para Bat Benatar y ha publicado varias bandas sonoras y ha tocado con Ike y Tina Turner, Perry Como y, recientemente, ha colaborado en discos de Eddie Money, Kerri Anderson y Lance Matthew.
La música de este trabajo aúna elementos de los sententa y de los ochenta y en él podemos escuchar sonidos reminiscentes de ELP o Yes, de King Crimson cruzados con Pink Floyd y con Alan Parsons o la ELO. Brutal Architecture está soberbiamente construído sobre una asentada base sinfónica con moemntos de inspiración realmente logrados.
No hay necesidad de destacar temas, ni de hablar de ellos, cada uno merece la pena.
Un clásico del futuro.


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