Pocos artistas aúnan con tanta elegancia
la melancolía y el poder emocional de su época como John Wetton, y Battle Lines es un testimonio de su
inconfundible arte. Conocido, sobre todo, por su trabajo en King Crimson, UK y
Asia, este álbum marca un momento reflexivo y profundamente personal en su
carrera. Esta joya de álbum refina su propuesta con un sonido cálido y pulido,
contrastando con los paisajes progresivos más desafiantes que definieron sus
primeros días. Aquí, Wetton parece mirar hacia atrás y hacia adentro, como un
veterano musical que busca nuevas formas de contar sus historias de amor,
pérdida y redención.
Hay ecos del rock progresivo,
pero estos están suavemente destilados en baladas y canciones accesibles. Con
producción de Ron Nevison, el álbum adopta una estética que quizás podría
alienar a algunos puristas del prog, pero que se adapta perfectamente a la
riqueza melódica y al lirismo directo de Wetton. Temas como "Battle
lines" y "Hold me now" brillan con la intensidad emocional de un
hombre que ha vivido tanto como ha soñado, canalizando esas experiencias en
composiciones que oscilan entre lo majestuoso y lo desgarrador.
Sin embargo, lo que realmente eleva este álbum es la voz de Wetton: resonante, vulnerable y absolutamente honesta. Es una voz que lleva consigo los ecos de una generación. Su interpretación en Battle Lines tiene una gravedad que exige atención, incluso en sus momentos más sobrios. No será un disco que desafíe o rompa moldes como los de su juventud, pero es un recordatorio conmovedor de por qué el añorado John Wetton sigue siendo una figura tan querida e influyente en el mundo de la música. En pocas palabras, Battle Lines es un álbum que habla con el corazón y esa es, quizás, su mayor fortaleza.
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