sábado, febrero 22, 2025

CHIRCO: VISITATION (1972)

Hay discos que surgen del reino del olvido como mensajeros de un tiempo desconocido, envueltos en un halo de misterio e injusticia. Visitation, el único álbum de Chirco lanzado en 1972, es uno de esos raros tesoros. No es solo una obra musical, sino el testimonio de una época en la que el rock progresivo y psicodélico buscaba romper las estructuras convencionales para adentrarse en terrenos inexplorados. Tony Chirco, el visionario detrás de este proyecto, no era un simple batería, sino un alquimista sonoro que intentó forjar una experiencia auditiva única. Sin embargo, lo que pudo haber sido un hito del underground setentero quedó atrapado en una maraña de malas decisiones comerciales y una distribución fallida.

El sonido de Visitation se mueve entre la primitiva esencia progresiva y la crudeza del hard rock, con pinceladas de jazz y un leve toque espiritual que lo distingue de otros discos de la época. Desde la suite de apertura Older Than Ancient, con sus cambios abruptos y su narrativa casi cinematográfica, hasta el cierre con “Child of peace”, el álbum es un carrusel de experimentación. La presencia de vibráfonos, órganos espaciales y vientos brilla en composiciones como “Golden image” y “Dear friends”, mientras que la guitarra de John Nayior aporta momentos de pura electricidad. Anvil Roth, con su voz potente y teatral, dota al disco de un dramatismo que llega a recordar los primeros trabajos de Styx o incluso a las incursiones más ambiciosas de Journey. No es el típico rock psicodélico de la Costa Oeste, sino un híbrido que se nutre del eclecticismo neoyorquino, con una ejecución impecable y una producción sorprendentemente pulida para una edición independiente.

Chirco y su banda intentaron abrirse camino en Denver, pero su destino estuvo marcado por la caída de Crested Butte Records (1972-1973), un sello que más que un trampolín resultó ser un callejón sin salida. La historia del álbum es casi tan fascinante como su contenido: una banda que se reúne en la periferia de Nueva York, graba un disco con ambición conceptual, viaja al Oeste con la esperanza de triunfar y acaba viendo su obra desvanecerse entre el olvido y la corrupción empresarial. No es de extrañar que los pocos ejemplares de Visitation que sobrevivieron sean hoy en día objeto de culto. Como tantas joyas malditas del rock progresivo, su fracaso comercial no opaca su relevancia artística, sino que la realza.

Escuchar Visitation hoy es descubrir un mundo sonoro que, a pesar de su anonimato, sigue resonando con fuerza. Es un disco que desafía etiquetas y expectativas, que deslumbra tanto por su ambición como por sus imperfecciones. En un universo paralelo donde Crested Butte Records hubiera tenido un mejor desarrollo, quizás Chirco se hubiera convertido en un referente del progresivo americano. Pero la historia quiso que su legado permaneciera oculto, esperando a ser redescubierto por aquellos que buscan más allá de la superficie. Y cuando uno lo encuentra, es imposible no sentir que ha sido testigo de algo especial, algo que el tiempo no ha conseguido apagar.

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