Threshold siempre ha sido esa
banda que coquetea con la genialidad sin necesidad de reinventar la rueda. Hypothetical es la prueba definitiva de
que el progresivo metal británico tenía un caballo de batalla capaz de competir
con los titanes del género sin necesidad de parecerse a Dream Theater. Desde el
primer golpe de "Light and space", el álbum se despliega como una
sinfonía calculada, donde cada riff y cada línea vocal parecen haber sido
esculpidos con precisión quirúrgica. La banda suena cohesionada, con la entrada
de Johanne James en la batería aportando una solidez rítmica que eleva la
intensidad del disco sin caer en la sobreproducción innecesaria.
El disco no se conforma con la
contundencia inicial y nos sumerge en una montaña rusa emocional. "Turn on
tune in" juega con cambios de ritmo que bordean lo progresivo sin perder
un ápice de accesibilidad, mientras que "The ravages of time" se
erige como una epopeya de más de diez minutos que representa toda la esencia de
Threshold: melodías memorables, un trabajo instrumental afilado y una
producción pulida que no ahoga la composición. "Sheltering sky" y
"Oceanbound" bajan ligeramente la intensidad para recordarnos que,
más allá de la técnica, la melodía sigue siendo el pilar fundamental de su
sonido.
Y cuando parece que todo está
dicho, "Narcissus" cierra el álbum con un despliegue épico que deja
un regusto dulce e inolvidable. Es un tema que define el poder del metal
progresivo sin excesos innecesarios, demostrando que la complejidad no está
reñida con la emoción. Sin embargo, "Keep my head" puede parecer un
pequeño tropiezo, un tema que roza lo pop y rompe momentáneamente la cohesión
del álbum, pero incluso en sus momentos más discutibles, Threshold mantiene una
calidad que muchos envidiarían.
Hypothetical es un disco que consagró a Threshold en el Olimpo del metal progresivo, sin necesidad de poses ni pretensiones desmesuradas. No cambia las reglas del juego, pero las domina con maestría. Puede que Threshold no sea la banda más innovadora del género, pero con álbumes como este, queda claro que la excelencia no siempre necesita de la revolución.
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