Cuando Clare Torry llegó a las
sesiones de grabación de The Dark Side of the Moon en 1973, el proyecto ya casi
estaba concluido. Los miembros de Pink Floyd le explicaron rápidamente el
concepto y le pusieron el tema de Richard Wright con muy pocas instrucciones
para su interpretación personal.: “Les dije: ‘bueno, ¿qué queréis?' Y básicamente
no tenían ni idea.” Y lo que es más aún, cuando terminó de escuchar la melodía
un par de veces, Torry no tenía ni idea de cómo afrontar vocalmente el tema.
Ella mismo decidió lo más
sencillo: “Ir al estudio, ponerme los auriculares y entrar en el tema.” Es
sabido que Torry comenzó con cosas sencillas y ellos le dijeron: “No, no, no. No
queremos letra.” Me dejaron perpleja. Pensé: ‘Bueno, no sé lo que quieren, así
que bien, mejor tirar hacia delante.’ Tenía que fingir que era un instrumento más.
Y eso me dio una vía para explorar.”
De esta manera, uno de los
momentos álgidos de uno de los álbumes de Pink Floyd más grande de todos los
tiempos sucedió casi por casualidad. Aunque Torry no sabía en realidad lo que
estaba haciendo: “Cuando miro atrás en el tiempo, me doy cuenta que era
primeriza en este mundo. Y probablemente bastante ingenua. Tengo que ser
honesta, no era una entusiasta de su música. Fui a Abbey Road y no tenía ni
idea de qué iba todo aquello.”
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