El álbum doble, grabado durante
la gira del aclamado Contagion, es
una muestra excepcional del poderío escénico de Arena, banda británica de rock
progresivo formada en 1995. Con un enfoque mayoritario en el material del álbum
Contagion (2003) en el primer disco,
y una selección de éxitos representativos de su carrera en el segundo, este
lanzamiento captura a Arena en un punto álgido de su trayectoria, consolidando
su reputación como un grupo que brilla tanto en el estudio como en el
escenario.
El primer disco se centra, como
digo, casi exclusivamente en Contagion,
presentando doce de sus temas en una interpretación vibrante que destaca por su
intensidad y energía renovada. Temas como "Witch hunt" y "Riding
the tide" resplandecen en esta versión en vivo, gracias a los poderosos
riffs de John Mitchell y la base rítmica impecable de Mick Pointer e Ian
Salmon. La interpretación vocal de Rob Sowden añade un toque distintivo,
combinando fuerza y emoción que, aunque diferente del álbum de estudio, resulta
igualmente cautivadora. Esta aproximación más cruda y robusta confiere una
nueva dimensión al material, manteniendo su esencia narrativa y atmosférica.
El segundo disco ofrece una
perspectiva más amplia del catálogo de Arena, explorando clásicos como
"Solomon", "The butterfly man" o "Jericho". Aquí,
la banda muestra su versatilidad, alternando entre momentos épicos y pasajes íntimos
con fluidez. La selección general resulta convincente, ofreciendo un recorrido
nostálgico y potente por la evolución musical de Arena. Si bien la producción
es generalmente impecable, hay que apuntar un exceso de eco en las voces en
distintos momentos y un sonido de teclado a veces sobrecargado, aunque esto no
empaña significativamente la experiencia global.
La habilidad instrumental de la
banda es evidente en cada pista. Clive Nolan aporta texturas ricas con sus
teclados, mientras Mitchell demuestra su maestría tanto en solos como en
acompañamientos rítmicos. Aunque la ausencia de un segundo guitarrista podría
ser notable en ciertas partes, el grupo compensa con interpretaciones cohesionadas
y dinámicas. En general, el álbum captura la energía enérgica y la pasión que
definen a Arena en vivo, ofreciendo una experiencia auditiva intensa y
emocionalmente resonante.
En conclusión, este doble registro es una recomendación obligada para los aficionados al rock progresivo y especialmente para los seguidores de Arena. Con una mezcla equilibrada de fuerza, técnica y emotividad, este álbum en vivo no solo celebraba el legado de Contagion sino que también actúa como un testimonio del talento y la química de una banda en la cima de su forma artística.
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