El cuarto álbum en solitario del
japonés destaca como una obra que explora diversas facetas del rock progresivo
y la fusión, revelando una dualidad entre virtuosismo instrumental y
composición emotiva. Desde su apertura con "Godzilla vs. King Ghidarah”,
un bombástico instrumental de tintes cinematográficos, queda claro que Okumoto
no teme fusionar influencias clásicas y modernas. Sin embargo, esta diversidad
también revela un desafío en la coherencia global del álbum, pues mientras
temas como el extenso "Close enough" ofrecen una experiencia
progresiva sublime con una narrativa épica y compleja, otros cortes, como
"Highway roller," se perciben menos memorables debido a un enfoque
más genérico.
El repertorio de colaboradores de
Okumoto, como Neal Morse, Glenn Hughes y Steve Lukather, le otorga al álbum una
riqueza técnica y variada. Esta variedad se siente especialmente en los matices
vocales de "Coming through," una balada cargada de sensibilidad, y en
el poderoso trabajo de Hammond y Mellotron en la citada "Close enough,"
donde la esencia del prog clásico resplandece. Sin embargo, algunos momentos
pueden desconcertar a los puristas del género, con inclusiones que se inclinan
más hacia el AOR y el rock melódico que hacia el progresivo puro.
En términos generales, el álbum
funciona como una ventana hacia la libertad creativa de Okumoto, alejado del
contexto de Spock's Beard. Temas como "The imperial," con su enfoque
minimalista, destacan la capacidad del artista para transmitir belleza
melódica. No obstante, el impacto de ciertas canciones se ve limitado por una
producción que a veces prioriza el espectáculo técnico sobre la profundidad
emocional, dejando una sensación de oportunidad perdida en algunos cortes menos
desarrollados.
En conclusión, Coming Through refleja la multiplicidad de influencias y estilos que han marcado la carrera de Ryo Okumoto. Aunque no es una obra completamente homogénea, los momentos brillantes como "Close enough" y "Godzilla vs. King Ghidarah" lo convierten en un álbum digno de atención para los amantes del progresivo. Este trabajo no solo celebra la maestría instrumental de Okumoto, sino que también nos invita a reflexionar sobre la búsqueda artística de identidad en un mar de colaboraciones y estilos.
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