martes, abril 09, 2013

COMPUTERCHEMIST: SIGNATURES I & II



COMPUTERCHEMIST: SIGNATURES I & II (2013, TERRAINFLIGHT)

SIGNATURES I

  1. Caterpillar pirouette
  2. Dobdub
  3. Zsotmatic 10
  4. Corporatosaur
  5. Six phase mains
  6. Convection of the 9
  7. Broken daliuette
  8. Landform 2012 (tema extra) 

SIGNATURES II

  1. Strangeness in 13
  2. Goodbye, Moszkva tér
  3. Floor zero
  4. Commution
  5. Forgotten memory
  6. Smeem
  7. The needs of the many
  8. Bongo in 4 (tema extra)

Dave Pearson: teclados, programación de secuenciadores, bajo y guitarras

Zsolt Galánti: batería

5/5

En estos tiempos que corren es muy difícil encontrarse con un artista totalmente implicado en la música que compone. Y es difícil porque la tecnología facilita mucho la tarea de un músico que no es hábil con su instrumento. Estamos ante un caso distinto, porque la música de Computerchemist, alter ego de Dave Pearson, es un diestro ejercicio compositivo donde la más mínima intención se refleja de forma totalmente profesional, dada la habilidad técnica en la utilización de los instrumentos musicales.
Desde 2006, Pearson ha evolucionado de una manera tal que ha inventado un nuevo género musical al que dedica toda su atención y cariño. Digo que ha inventado un género, pero no desde el punto de vista de la innovación, lo afirmo categóricamente desde el sentimiento y el cuidado que pone en todo lo que hace. Y esto se refleja de manera perfecta en este último trabajo, Signatures, del sintetista húngaro, que no es sino un enorme esfuerzo musical hecho de modo profesional y lleno de emoción. Sería muy fácil definir su trabajo como herencia del krautrock, concretamente de la escuela de Berlín, mucho más cercana al jazz rock y al rock progresivo aunque sus composiciones trascienden mucho más allá.
Estamos ante dos obras maestras del siglo XXI sin ninguna duda, y no soy yo el que lo tiene que afirmar de forma tan contundente y vehemente. Sencillamente el tiempo pone a cada uno en su sitio y Dave, un amanuense de la música de nuestro tiempo, sabe cómo utilizar todos los recursos que tiene en su mano para regalarnos parte de su vida en estas composiciones. Influencias variadas que van desde el rock espacial al rock electrónico alemán de los setenta, en una especie de amalgama sincera de propuestas floydianas y de Tangerine Dream. La riqueza de su música es inconmensurable y el listón está tan alto que no creo que podamos llegar a escuchar algo de calidad tan noble como este trabajo, presentado en forma doble independiente, que es el disco que nos ocupa. Pero Dave ofrece otra vuelta de tuerca con la incorporación de un batería físico, en la figura de Zsolt Galántai, miembro de Ossian, para experimentar una evolución cualitativa dentro de su obra musical.
Por supuesto que nos vamos a encontrar ritmos secuenciados y ambientes espaciales, pero desde un punto de vista totalmente original, puesto que unas veces correrán a cargo de los sintetizadores, otras el bajo se erigirá en protagonista y en muchas ocasiones la secuencia estará marcada por la batería sobre la que trabajarán el resto de los instrumentos. Pero además, estamos ante uno de los guitarristas más competentes de toda la historia del progresivo en cualquiera de sus épocas. Con un estilo totalmente Gilmour, cuando no se trata de secuenciar fragmentos musicales, la guitarra fluye y se desarrolla en espacios de una belleza que impregna el disco de categoría de clásico. Un dominio absoluto de los espacios y los silencios, proporciona un protagonismo a la guitarra que se sumerge en paisajes sonoros de incalculable belleza.
Signatures se nos presenta en dos volúmenes independientes, como ya he dicho antes, y cada uno de ellos aborda situaciones totalmente distintas. Mientras que el volumen primero se centra en un rock espacial de tendencias clásicas, el segundo, que no eran más que temas descartados en las sesiones de grabación, se instaura como un tributo clásico a la era más espacial de Pink Floyd, con lánguidas guitarras, oscuros ambientes y muchísima intención musical.
Si en Signatures I el recuerdo va dedicado a Klaus Schulze o Tangerine Dream, en Signatures II el tributo sincero de un artista dedicado va dirigido hacia David Gilmour y Roger Waters en su etapa más creativa de la primera mitad de la década de los setenta. Pero yendo más allá, podemos escuchar, y de qué manera, ejercicios espaciales de formatos cercanos al jazz rock, o experimentos que parecen surgidos de Mike Oldfield, “Broken daliuette”, sin olvidarnos de evidentes homenajes pensando en King Crimson, “Commution”, todo ello bajo el prisma instrumental de este dúo que transcurre por mundos oníricos de elegancia suprema. Destacar temas me parece absurdo puesto que el conjunto de composiciones tiene tal calidad que ninguno de ellos podría prevalecer dentro de esta obra maestra.
Signatures es un doble trabajo lleno de esperanza musical en estos tiempos tan modernos que nos toca vivir. La tecnología está bien si se sabe utilizar y Dave Pearson pone su corazón en cada nota que emite para obsequiarnos con un trabajo honrado, contundente, emocionante y directo, producto de un sentimiento totalmente musical que ha sabido evolucionar desde formas electrónicas clásicas para desembocar en una música estimulante, poderosa de melodías e inteligentes arreglos que hacen de estos trabajos una obra intemporal e imperecedera.
La combinación de teclados, guitarras y batería es una perfecta simbiosis alejada de convencionalismos, que convierten esta música en una obra de arte, un lienzo musical lleno de matices que explora cada rincón de la mente del oyente para dejarlo absorto ante la continua emotividad expositiva, que no hace sino destruir todas las fronteras establecidas en un género que necesita músicos como Dave Pearson para consagrar el género a lo más alto del Olimpo del Arte con mayúsculas.
Computerchemist es el resumen fiero y fiel de una época de declaraciones musicales que luchan por salir de la mediocridad de los conformistas. Un pedazo de Historia y Arte por el que merece la pena luchar.
Desde este momento me convierto en un incondicional de uno de los genios surgidos en los últimos años. Gracias Dave por tu dedicación y tu regalo. Ya lo he dicho en alguna ocasión: Set the controls for the heart of Computerchemist.

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