Ya desde los primeros momentos de
The Flaming Lips, Coyne ideó un concepto musical basado en el axioma del ‘todo
vale’, una idea que pertenece tanto al rock progresivo como al punk. Aún así, él
mismo reconoce que los géneros no pueden tener nada que ver el uno con el otro:
“Cuando comenzamos influenciados por el punk, el pensamiento que teníamos era
que todo era una reacción, y un rechazo, contra el rock progresivo. El punk decía
que todo el mundo podía hacer música, lo único que tenías que hacer era
lanzarte. Musicalmente, el progresivo no tenía limitaciones, pero no admitía a
cualquiera en su ‘club’. Era una manera de decir que difícilmente cualquiera
podía tocar este género musical. De hecho, tienes que tener unas virtudes increíbles
sólo para intentarlo. El rock progresivo, como el punk o cualquier otro estilo,
trata, en su estado más puro, sobre la libertad del espíritu. Eso, para mí, es
suficiente para acercarme a la música.”
Bajo su punto de vista, Coyne
elige los cinco mejores álbumes del rock progresivo, discos que fueron hechos
por grupos que “en ningún momento planearon tener éxito. Simplemente hacían la
música que querían.”
King Crimson: In the Court of the Crimson King
(1969)
“Ya desde el primer tema, se nos
presenta como algo totalmente estelar, es una locura de canción. No piensas en él
como algo hecho por músicos de gran inteligencia, sólo atinas a decir: ‘¡esto
es apabullante!’ El término rock progresivo no se utilizaba en aquella época, yo,
por lo menos, no lo creo, así que King Crimson estaban haciendo art rock con
elementos de psicodelia. Pero establecieron las bases de lo que hoy conocemos
como rock progresivo con este disco.”
Yes: Fragile (1971)
“Esta grabación fue muy popular,
varios de sus temas se escucharon en la radio y eran éxitos totales. No era un
disco difícil de escuchar, aunque hay que reconocer que tiene momentos de gran
indulgencia. Los temas son emotivos y hermosos por lo que es más fácil perdonar
sus excesos. Yes entendieron a la perfección el poder de los arreglos y cómo
construir las canciones. Además tenían buenas armonías vocales. Para mí “Sunrise”
es el rey de la grabación, especialmente al final cuando Jon Anderson
alcanza la cima de su interpretación vocal con esas letras que llevan a todo a
un abrumante crescendo.”
Jethro Tull: Thick as a Brick (1972)
“Me ha sido difícil elegir entre éste
y Aqualung, pero Aqualung es más rock clásico, mientras que Thick as a Brick es
rock progresivo. Es un disco absurdo en muchos aspectos… con Ian Anderson
contando la historia de un crío… es un disco conceptual. ¿Qué puede haber más
progresivo que eso? Hay muchos pasajes en los que van más allá de los
polirritmos, pero hay segmentos musicales que funcionan muy bien. Es divertido
Ian Anderson con su flauta: cuando yo era un chaval no pensaba que fuera ningún
instrumento de rock. Creía que era tan sólo otro sonido. No fue hasta mucho más
tarde que pensé, ‘Hmmm, hay un tío con medias, sobre una pierna, está tocando
una flauta…’ Eh, que yo he utilizado desde entonces la flauta en muchos de mis
discos.”
Emerson, Lake & Palmer: Brain Salad Surgery
(1973)
“Karn Evil 9”, el tema con el ‘Welcome back my friends to
the show that never ends’, es, simplemente, descomunal. Y la portada de
Giger, el que hizo lo de Alien, es extraordinaria. Te puedes pasar el día mirándola.
No me compré este disco, pero mis hermanos mayores lo ponían una vez, y otra y
otra, así que me lo conozco de memoria. ELP eran un grupo grande, pero más allá
de su música tenían un trasfondo teatral… Keith acuchillando su teclado y esas
cosas. ELP estaban muy influidos por la música clásica, mucho más que, quizás,
Yes. Mucho de lo que hicieron era muy extravagante, algunas cosas funcionaban y
otras no, y otras… no sé. Pero sabían cómo hacer un tema y convertirlo en algo popular,
seguro. Greg Lake compuso melodías muy bonitas.”
“Nunca he pensado en este disco
ni en Dark Side of the Moon como algo progresivo. Para mí era la música del
momento. No obstante hay pasajes musicales muy largos. No entraban en los
polirritmos y cosas de esas que otros grupos estaban haciendo. Pero exploraron
el espacio e ignoraron las limitaciones y fueron un poco autoindulgentes. Es
divertido, este fue uno de los primeros discos donde fui consciente que tenía
que publicarse, en realidad antes de todo esto muchos discos estaban porque tenían
que existir. Este era uno de esos discos que la gente estaba esperando. Fue un
impacto el día que salió. Era algo así como decir ‘oh, sí, ya ha salido el
nuevo de Pink Floyd’. Buen material.
“Shine on you crazy Diamond” y “Wish you were here” son temas asombrosos. Los
pones y te obnubilas. “Have a cigar”… ¿quien lo cantaba? ¿Roy Harper? Tremendo.
Gran interpretación a la voz, gran producción… es toda una experiencia. La
gente que critica a Pink Floyd es algo que no puedo comprender. Era un grupo
valiente, arriesgado y descabellado. Y la portada es tan misteriosa también.
Dos tíos dándose la mano. Y uno de ellos en llamas. Lo miras y flipas. Esa
manera de envolver el disco en celofán azul me influyó mucho. Eso es lo que
quiero hacer con mis discos. No quiero hacer lo que todo el mundo hace.”
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